jueves, 20 de septiembre de 2012

Primavera bajo la Cruz del Sur



Aquí, en este hemisferio, bajo la Cruz del Sur, el 21 de setiembre empieza la primavera y al mismo tiempo –con buen criterio- se celebra el Día del Estudiante.
En el otro hemisferio, en el norte, comienza el otoño.
Ambas estaciones son afortunadas poseedoras de un no sé qué precursor, casi heráldico, de todos modos poético.
Ni la primavera ni el otoño son tan rotundos, tan fuertes como el invierno y el verano –uno con sus comandos de carámbanos y el otro con sus ninfas ardientes- Pero tienen su personalidad.
Definida, la primavera, por su alegría, su diafanidad, el florecimiento de plantas y flores y el despertar –o reverdecer, según el caso… y según la edad- de sentimientos y emociones.
El otoño es un poco melancólico, con eso de que se caen las hojas de los árboles y la luz diurna se apaga antes. Flota en el aire una especie de purpurina y huele a vainilla y a rosas de té, la flor de la mujer del último amor.
El caso es que ha llegado la primavera. Una vez más, la primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido, que dijo el poeta.
Saludémosla con la alegría con que ella se instala en el almanaque, con la ilusión con que la reciben los estudiantes, a quienes felicitamos en su día, nostálgicos de los (lejanos) tiempos en que lo éramos nosotros.

© José Luis Alvarez Fermosel

No hay comentarios: