El feriante
estaciona su enorme “motor home” en la plaza del pueblo con la pericia y la
rapidez que sólo se adquieren mediante una prolongada práctica.
Es un hombre enteco
que viste ropas baratas, ligeras y de color ratón y tiene el pelo castaño y
fosco. Se llama Armando, nombre que se asocia con el de Margarita (Gautier).
Pero el feriante no
se llama Duval(1) de apellido, sino López; es hombre juicioso, circunspecto,
que tiene mujer e hijos que mantener y carece de tiempo para galanteos
románticos, a los que no es proclive, por otra parte.
En un dos por tres
el feriante convierte su monumental vehículo
en una tienda, pega un par de bocinazos y allá van las mujeres a comprarle
cacerolas, otros útiles de cocina, sábanas, blusas, cortinas, delantales,
zapatillas, camisas y calcetines para sus hombres, a quienes les da reparo salir
a comprar, entre otras razones porque no tienen la buena mano de sus medias
naranjas y mercan mal, o caro, o prendas que no son de su talla; además, eso es
cosa de mujeres.
El feriante no es
uno de esos charlatanes de feria que hablan por los codos, ni la va de vendedor
agresivo, a la americana. Es hombre callado y discreto, una de cuyas
principales habilidades consiste en llevar al dedillo las cuentas de sus
clientes en un cuaderno de pasta blanda muy usado, de hojas rayadas.
Montejo de la Sierra
El feriante recorre
varios de los pequeños pueblos de la sierra de Madrid. El miércoles le toca a
Montejo.
Montejo de la Sierra
(foto) es un municipio de la Provincia y Comunidad de Madrid, situado en la
sierra del Rincón. Merecido renombre tiene su hayedo, o bosque de hayas, el más
famoso del septentrión de Europa.
Dista 90 kilómetros de
Madrid. El río Jarama, que discurre en su límite noroeste, es la frontera
natural con las provincia de Guadalajara y Segovia. Montejo tiene una
superficie de 31,37
kilómetros cuadrados y 357 habitantes.
El pueblo se
localiza a los pies de la Majada de la Peña y sobre el río La Mata. La Cañada
Real, que procedía de Tamajón, cruzaba por Montejo entre la Ermita de Nazareth
y la Dehesa de Prádena.
En Montejo hay un
asilo de ancianos y el hostal El Hayedo, de la familia Frutos. El Ayuntamiento,
la plaza, la iglesia con su espadaña y su nido de cigüeñas.
Y su feriante, que
todos los miércoles aparece con su gran caja de sorpresas móvil, que a
diferencia de la de Pandora no contiene ningún mal. Por el contrario, está
llena de mercancías que hacen al confort y el bienestar de los hogares.
Y quizás lo más
importante, despiertan esa ilusión que va siempre aparejada con la compra.
© José Luis Alvarez Fermosel
(1) Alusión a los
personajes Margarita Gautier y Armando Duval de la novela romántica “La dama de
las camelias”, de Alejandro Dumas, hijo.
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