domingo, 3 de febrero de 2013

El feriante



El feriante estaciona su enorme “motor home” en la plaza del pueblo con la pericia y la rapidez que sólo se adquieren mediante una prolongada práctica.
Es un hombre enteco que viste ropas baratas, ligeras y de color ratón y tiene el pelo castaño y fosco. Se llama Armando, nombre que se asocia con el de Margarita (Gautier).
Pero el feriante no se llama Duval(1) de apellido, sino López; es hombre juicioso, circunspecto, que tiene mujer e hijos que mantener y carece de tiempo para galanteos románticos, a los que no es proclive, por otra parte.
En un dos por tres el feriante convierte su  monumental vehículo en una tienda, pega un par de bocinazos y allá van las mujeres a comprarle cacerolas, otros útiles de cocina, sábanas, blusas, cortinas, delantales, zapatillas, camisas y calcetines para sus hombres, a quienes les da reparo salir a comprar, entre otras razones porque no tienen la buena mano de sus medias naranjas y mercan mal, o caro, o prendas que no son de su talla; además, eso es cosa de mujeres.
El feriante no es uno de esos charlatanes de feria que hablan por los codos, ni la va de vendedor agresivo, a la americana. Es hombre callado y discreto, una de cuyas principales habilidades consiste en llevar al dedillo las cuentas de sus clientes en un cuaderno de pasta blanda muy usado, de hojas rayadas.

Montejo de la Sierra

El feriante recorre varios de los pequeños pueblos de la sierra de Madrid. El miércoles le toca a Montejo.
Montejo de la Sierra (foto) es un municipio de la Provincia y Comunidad de Madrid, situado en la sierra del Rincón. Merecido renombre tiene su hayedo, o bosque de hayas, el más famoso del septentrión de Europa.
Dista 90 kilómetros de Madrid. El río Jarama, que discurre en su límite noroeste, es la frontera natural con las provincia de Guadalajara y Segovia. Montejo tiene una superficie de 31,37 kilómetros cuadrados y 357 habitantes.
El pueblo se localiza a los pies de la Majada de la Peña y sobre el río La Mata. La Cañada Real, que procedía de Tamajón, cruzaba por Montejo entre la Ermita de Nazareth y la Dehesa de Prádena.
En Montejo hay un asilo de ancianos y el hostal El Hayedo, de la familia Frutos. El Ayuntamiento, la plaza, la iglesia con su espadaña y su nido de cigüeñas.
Y su feriante, que todos los miércoles aparece con su gran caja de sorpresas móvil, que a diferencia de la de Pandora no contiene ningún mal. Por el contrario, está llena de mercancías que hacen al confort y el bienestar de los hogares.
Y quizás lo más importante, despiertan esa ilusión que va siempre aparejada con la compra.

© José Luis Alvarez Fermosel

(1) Alusión a los personajes Margarita Gautier y Armando Duval de la novela romántica “La dama de las camelias”, de Alejandro Dumas, hijo.

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