sábado, 20 de septiembre de 2008

Sesión contínua

Un cine club de Buenos Ai­res anuncia la nueva puesta en pantalla de “Sesión contínua”, una deli­ciosa película del director español José Luis Garci, quien ganó el Oscar de Hollywood en 1983 con “Volver a empezar”.
Los afi­cionados al cine estamos como chicos con zapatos nuevos -sobre todo los que peinamos canas-, porque Garci nos hizo volver a sentir las emociones que nos provocaron aquellas funciones de cine de sesión contínua los sábados por la tarde.
Las salas de barrio daban dos pelícu­las, una de las cuales solía ser de vaqueros y protagonizada por un John Wayne jovencísimo, como el de “La Diligencia” -dirigida por John Ford- o un Gary Cooper no más viejo, que se lucía en “Policía Montada del Canadá” junto con la espléndida rubia Madeleine Carroll, Robert Preston, Paulette Goddard y Akim Tamlroff.
Casi de la misma época era “Beau Geste” –basada en una novela de P. C. Wren-, también con Gary Cooper y Robert Preston, Ray Mllland y Susan Hayward en un papel secundario. El malo era Brian Donlevy, quien años más tarde trabajaría de bueno -seamos un poco maniqueos...- en “Scherezade”, sobre la vida del músico ruso Rimsky Korsakov.
Volviendo a Gary Cooper, no podemos pasar por alto su magistral actuación en “Solo ante el peligro”, que también se dio en español con el título de “A la hora señalada”. Le daba la réplica Grace Kelly, que entonces tenía 22 años. La película fue dirigida por Fred Zinnemman, tuvo siete candidaturas al Oscar y ganó cuatro por música, canción, montaje y actuación de Gary Cooper.
Otra obra maestra del “western”, quizás la mejor, fue “Shane”, de George Stevens, con Alan Ladd, Van Heflin, Jean Arthur y, en un papel corto pero muy lucido, Jack Palance.
Heddy Lamarr fue la mujer más bella del cine de todos los tiempos, a nuestro juicio. Recordémosla en “Argel”, con Charles Boyer. No le iba a la zaga Ava Gardner, alta, sinuosa, elegante, hermosísima, bordando un papel de aristócrata madura de pasado turbulento en “55 días en Pekin”, con Charlton Heston y David Niven, y presentando a Burt Lancaster en su primer papel en el cine en “Forajidos”, un film basado en un relato de Hemingway.
Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, al frente de un elenco excepcional, protagonizaron “Casablanca”, de Michael Curtiz, que obtuvo tres premios de la Academia por película, dirección y guión. Quizás ninguna película nos haya emocionado tanto como ella. La tenemos a mano en nuestra modesta colección y la vemos de tanto en tanto. No se ha caído con el paso del tiempo, como tantas otras.
De Esther Williams se dijo que mojada era actriz… A nosotros nos encantaba. Sus muslos sabían a cloro, como dice Garci.
Clark Gable, con aquel bigote tan característico y su sonrisa pica­ra, nos llevaba nada menos que a “Saratoga”; después nos pusimos a su lado en “Motín a Bordo” y en contra de Charles Laughton, quien hacía de capitán Bligh y que dijo en un descanso del rodaje de “Soborno”, con Ava Gardner y Robert Taylor, que tenía el mismo atractivo de un elefante, ¡pero qué actor tan bueno era y qué papel extraordinario hizo en “Testigo de Cargo”, con Marlene Dietrich y Tyrone Power...!
Clark Gable se consagraría junto con Vivian Leigh en “Lo que el viento se llevó”, una de las películas que figura siempre entra las diez mejores del mundo junto con “El ciudadano”, de Orson Welles, “El tercer hombre”, de Carol Reed y “Duelo al sol”, de King Vidor.
Basil Rathbone interpretaba a las mil maravillas a Sherlock Holmes -quizá ningún actor encaró con tan­ta precisión, con tanta justeza, al esotérico inquilino del 221 B de la londinense Baker Street.
Douglas Fairbanks Jr. y Ronald Coldman se batían furiosamente a sable en el sótano de un castillo de Ruritania -ciudad sólo existente en la imaginación de Ant­hony Hope- en “El Prisionero de Zenda”. Después se hizo otra versión con Deborah Kerr, Stewart Granger y James Mason.
“Rebeca”, de Alfred Hitchcock, con Joan Fontaine y Laurence Olivier, precedería a la obra cumbre del genial realizador inglés, “Psicósis”. En “Rebeca” trabajaba en un papel secundario George Sanders, protagonista de “El Cairo”. Sanders se suicidó muchos años después en Madrid.
Valentina Córtese cantaba “Blue Moon” en “Malaca” y Rita Hayworth “Put the blame on Mame” (“Echale la culpa a Mame”) en “Gilda”, donde se quitaba con gran sensualidad un larguísimo guante mientras cantaba y bailaba y se lo tiraba al público, en un antecedente directo del “strip-tease”.
Todos estos héroes y heroínas es­taban con nosotros, nos acompaña­ban en la dulce penumbra oliente a maíz tostado y desinfectante barato de los cines de barrio de sesión continua, que tenían un bar con un gran espe­jo al que ya se le veía el azogue y herniados divanes descoloridos frente al mostrador de mármol, manchado de café con leche y jara­be de granadina.
"Sesión contí­nua" fue escrita por el mismo Garci y Horacio Valcárcel. En el reparto figuran los nombres de Adolfo Marsillac, Encarna Paso, Jesús Puen­te y otros no menos excelentes ac­tores del cine español de hace algunos años.
Tal vez como coda, como broche de oro, nada mejor que las pa­labras del propio José Luis Garci: “Sábado, cuatro de la tarde, sesión contínua, cines de barrio: el pasado, los aciertos, los errores, las sensa­ciones, las alegrías compartidas, el cine…”.


© José Luis Alvarez Fermosel

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué buena nota! ¡Cuántos recuerdos bonitos me trajo a la memoria! Bellísima nota. Lo felicito y lo leo siempre. Carmen (desde Montevideo)

Anónimo dijo...

Querida Carmen: me alegro mucho de que te haya gustado mi nota. Muchas gracias por tu elogio y por seguirme con tanta fidelidad. Un beso grande.