Una isla con historia
Contadora es una de las muchas islas que componen el Archipiélago de las Perlas. Está situada a 35 millas al sureste de Panamá. Mide 750 hectáreas. Al hotel principal, el Resort, de 300 habitaciones, se llega en 20 minutos en pequeños aviones, con capacidad para 15 o 20 personas, que parten del aeropuerto Albrook de Panamá, que fue una base norteamericana .
En este paraíso caribeño de vegetación semiselvática hay 13 playas de arena blanca como la harina y aguas transparentes. Las más importantes son Playa Larga, frente al hotel Contadora, Playa Galeón, al lado del hotel Galeón y Playa Cacique. También hay una playa nudista: Las Suecas. En todas se desarrollan actividades ecológicas y se practican el buceo, la pesca submarina y otros deportes.
En Contadora estuvieron asilados el sha del Irán Reza Pahlevi –cuando dejó de serlo- y, antes, el mexicano Benito Juárez (“El Indio Juárez", vencedor del emperador austríaco Maximiliano en Querétaro, en 1867), el prócer cubano Antonio Maceo y el ecuatoriano Eloy Alfaro.
Contadora fue siglos atrás refugio de piratas y bucaneros, al igual que otras islas del Archipiélago de las Perlas. A sus playas, sembradas ahora de zonas residenciales, arribaban los corsarios para hacer allí el recuento de sus botines y el reparto correspondiente.
De ahí le viene a la isla el nombre de Contadora. Fue catapultada al turismo por Gabriel Lewis Galindo, un magnate que, además, fue embajador de Panamá en Estados Unidos.
Galindo tuvo que anclar un día en Contadora porque su yate se había averiado. La increíble belleza de esta isla, su excelente clima y sus mil y una bondades le impactaron y decidió convertir esas pocas hectáreas en un centro turístico universal.
La isla Contadora cuenta con una fuerte empresa estatal que administra dos hoteles suntuarios y una gran cantidad de no menos lujosas mansiones. En unas viven millonarios y otras se alquilan a algunos de los 500.000 turistas que la visitan todos los años.
En la isla se reunieron varios presidentes latinoamericanos. En la casa de Lewis Galindo se realizaron intensas y muy difíciles rondas de las negociaciones panameño-estadounidenses que concluyeron en 1977 con la firma del tratado Torrijos-Carter, en virtud del cual se otorgó a Panamá la soberanía del canal, que pasó definitivamente a manos panameñas en 1999.
En este paraíso caribeño de vegetación semiselvática hay 13 playas de arena blanca como la harina y aguas transparentes. Las más importantes son Playa Larga, frente al hotel Contadora, Playa Galeón, al lado del hotel Galeón y Playa Cacique. También hay una playa nudista: Las Suecas. En todas se desarrollan actividades ecológicas y se practican el buceo, la pesca submarina y otros deportes.
En Contadora estuvieron asilados el sha del Irán Reza Pahlevi –cuando dejó de serlo- y, antes, el mexicano Benito Juárez (“El Indio Juárez", vencedor del emperador austríaco Maximiliano en Querétaro, en 1867), el prócer cubano Antonio Maceo y el ecuatoriano Eloy Alfaro.
Contadora fue siglos atrás refugio de piratas y bucaneros, al igual que otras islas del Archipiélago de las Perlas. A sus playas, sembradas ahora de zonas residenciales, arribaban los corsarios para hacer allí el recuento de sus botines y el reparto correspondiente.
De ahí le viene a la isla el nombre de Contadora. Fue catapultada al turismo por Gabriel Lewis Galindo, un magnate que, además, fue embajador de Panamá en Estados Unidos.
Galindo tuvo que anclar un día en Contadora porque su yate se había averiado. La increíble belleza de esta isla, su excelente clima y sus mil y una bondades le impactaron y decidió convertir esas pocas hectáreas en un centro turístico universal.
La isla Contadora cuenta con una fuerte empresa estatal que administra dos hoteles suntuarios y una gran cantidad de no menos lujosas mansiones. En unas viven millonarios y otras se alquilan a algunos de los 500.000 turistas que la visitan todos los años.
En la isla se reunieron varios presidentes latinoamericanos. En la casa de Lewis Galindo se realizaron intensas y muy difíciles rondas de las negociaciones panameño-estadounidenses que concluyeron en 1977 con la firma del tratado Torrijos-Carter, en virtud del cual se otorgó a Panamá la soberanía del canal, que pasó definitivamente a manos panameñas en 1999.
© José Luis Alvarez Fermosel
Anterior:
“Aquellos viejos cafés de Buenos Aires…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario