Ambrose Bierce fue uno de los genios de la literatura fantástica y de terror, junto con Edgar Allan Poe, Howard Lovecraft y Ernest Hoffman.
Se caracterizó por
su narrativa corta, sumamente original.
Cultivó con igual
originalidad y no menor brillantez el relato humorístico y el periodismo
realista -en su país, Inglaterra y México-. Fue columnista y editorialista del
San Francisco Examiner, propiedad del magnate de la prensa William Randolph
Hearst, de su misma nacionalidad.
Su vida estuvo
marcada por la aventura, y también por la fatalidad, en varios aspectos. Batió
el cobre en la Guerra de Secesión (1961-1865), de la que salió con varias
heridas graves y el grado de mayor, obtenido por méritos de guerra.
Su “Diccionario del
Diablo” es una consecuencia de su empeño por criticar la sociedad, las
instituciones y ridiculizar a los arquetipos; en él arremete contra todo y contra
todos, con un delicado pero negrísimo sentido del humor.
Desapareció
misteriosamente en México, hacia 1914, en la revolución de Pancho Villa. Había
nacido en Ohio, el 24 de junio de 1842.
El director de cine
argentino Luis Puenzo filmó en 1989 la película “Gringo viejo”, sobre la novela
del mismo título del escritor mexicano Carlos Fuentes. Gregory Peck personalizó
a Bierce, quien según algunos testimonios fue fusilado en el sitio de Ojinaga,
en enero de 1914. También trabajaron en papeles protagónicos Jane Fonda y el
chileno Patricio Contreras.
Ambrose Bierce
escribió, entre otras obras, “Cuentos de soldados y civiles”, “La ventana
tapiada”, “¿Pueden ocurrir estas cosas?” y “El puente sobre el río Búho”.
Transcribimos
algunas palabras del “Diccionario del Diablo”, por orden alfabético, claro
está.
Abandonado, s. y adj. El que no tiene atenciones que ofrecer.
Despojado de ventura. Amigo de la franqueza y el sentido común
Batalla, s. Procedimiento de desatar con los dientes un nudo
político que no pudo desatarse con la lengua.
Clérigo, s. Es el hombre que se responsabiliza de administrar
nuestros negocios espirituales, como método de beneficiar sus propios negocios
temporales.
Degradación, s. Es una de las fases del avance moral y social que
lleva de la humilde posición privada al privilegio político.
Economía, s. Compra del barril de whisky que no se necesita por
el precio de la vaca que no se tiene.
Favor, s. Breve prólogo a diez volúmenes de exigencias.
Generoso, adj. Originariamente, el significado de esta palabra
era noble por nacimiento y se aplicaba con honradez a una gran cantidad de
personas. Ahora significa noble por naturaleza y va cayendo en desuso.
Híbrido, s. Discrepancia acordada.
Idiota, s. Miembro de una vasta y poderosa tribu, cuyo
predominio en las cuestiones humanas ha sido absolutamente constante. La
actividad del idiota “satura y regula el todo”, es decir que no se circunscribe
a ningún campo especial de pensamiento o acción. Siempre tiene la última
palabra; su decisión es indiscutible. Crea las modas de la opinión y el gusto,
dicta las limitaciones del lenguaje, fija las normas de la conducta.
Justicia, s. Artículo más o menos falseado que el Estado vende
al ciudadano a cambio de su lealtad, sus impuestos y sus servicios personales.
Kilt, s. Traje que suelen utilizar los escoceses en
Norteamérica y los norteamericanos en Escocia.
Legal, adj. Compatible con la voluntad del juez competente.
Magnífico, adj. Dotado de esplendor o grandeza superiores a los
que el grueso del público está habituado; por ejemplo, las orejas de un asno
para un conejo o la gloria de una luciérnaga para un simple gusano.
Nepotismo, s. Práctica que consiste en designar a la propia
abuela para un cargo público, por el bien del partido.
Oportunidad, s. Ocasión favorable para atrapar un desengaño.
Paciencia, s. Forma menor de la desesperación, disimulada.
Quórum, s. En una junta de deliberación, número de miembros
suficiente para hacer su voluntad.
Racional, adj. Carente de ilusiones, salvo las que nacen de la
observación, la experiencia y la reflexión.
Superar, v. t. Hacerse de un enemigo.
Tregua, s. Amistad.
Una vez, adv. Suficiente.
Vanidad, s. Tributo que rinde un tonto a la virtud del asno más
próximo.
Wall Street, s. Símbolo del pecado expuesto al juramento de todos
los demonios. Que Wall Street sea una cueva de ladrones, es la creencia con que
todo ladrón fracasado sustituye su esperanza de ir al cielo.
X. Letra inservible, aunque sirve de argumento a los que
pretenden reformar la ortografía. Durará sin duda tanto como esos renovadores y
como el propio idioma.
Yanqui, s. En Europa, un norteamericano. En los estados
norteños, habitante de Nueva Inglaterra. En los estados sureños, la palabra es
ignorada en su forma principal, aunque no en su variedad “fuera yanqui”.
Zenit, s. Punto del cielo situado directamente sobre un
hombre parado o una col que crece. No se considera que un hombre en cama o un
repollo en la cacerola tengan zenit, aunque sobre este punto hubo antaño graves
discusiones entre los doctos pues algunos sostenían que la actitud del cuerpo
carecía de importancia.
Por la
transcripción: © J. L. A. F.
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