Nos enfrentamos con
otro año. Nunca mejor empleado el verbo enfrentar en este mundo con guerras –en
Oriente, o donde sea-, confrontaciones, abusos de poder, insultos, pulseadas,
críticas y ese además tan largo.
Tratemos, en 2013, de
poner al mal tiempo buena cara. Y para el calor, quienes no tengan piscina,
pues la ducha y la cerveza.
Si tenemos la
voluntad, y hacemos la fuerza suficiente, nadie nos llevará por delante. Nadie
podrá hacer que no contemos chistes, que no nos alegremos del bien ajeno, que
no seamos solidarios.
Hay que olvidarse
–hagamos todo lo posible- de que el hombre es lobo para el hombre. No es
cierto. Y si lo es, intentemos que no lo parezca.
Es por nuestro bien.
Así no nos subirá la presión. Así dormiremos mejor. Así tardaremos más en
envejecer.
Para este año que
empieza, nada de insultos, forcejeos dialécticos, mal humor, envidias, celos,
odio -lo repetimos: odiar es temer-.
Este año no nos
puede sorprender con el pie cambiado, ni con el ceño fruncido. ¿Qué somos los
mejores? Pues muy bien, pero nada de subirnos al ego.
¡A dar ejemplo! De
serenidad, de templanza, de modestia, de generosidad, de buena leche. ¡Seamos
buenos, caramba! Intentémoslo, por lo menos. A lo mejor tenemos suerte y
mejoramos. Eso es lo que hay que hacer. Esforzarse, pero todos a una –sí, como
en Fuenteovejuna- para que el mundo de 2013 sea mejor.
Por eso voy a
brindar yo.
© José Luis Alvarez Fermosel
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