La moda del “short”,
cualquier otro tipo de pantalón corto, las bermudas, el pantalón llamado
pescador, o de pescador se ha extendido como una mancha de aceite en un papel
de estraza entre la población más o menos masculina de Buenos Aires, de otras
ciudades argentinas y nos da la impresión de que en todo, o casi todo el mundo.
La moda, vigente en
otoño y en invierno, cuando no hace calor, responde a la obsesión de prolongar
su adolescencia del hombre que nosotros dimos en llamar macho posmo de esta era boba, inconsistente, esnob, trivial, cursi
y cutre al mismo tiempo.
Por eso es tan común
que proliferen los adolescentes de hasta cuarenta años –los 14 de nuestra
época-.
Así, muchos hombres
van por el mundo mostrando unas piernas flacas, lampiñas o peludas como las de
los monos, varicosas, torcidas o gordísimas, deformes, a las mujeres.
Las piernas de las
mujeres
El (feo) espectáculo
se ofrece a todo el mundo; sino que nosotros, los hombres que no somos
posmodernos, volvemos la cabeza a otro lado para ver las piernas de las
mujeres, que no deben sentirse motivadas, por decirlo de alguna manera, al ver
las patas de los machos posmodernos.
En nuestros tiempos
–no tan lejanos- los chicos tratábamos de dejar atrás la adolescencia cuanto
antes, y que nos consideraran hombres a todos los efectos. Y nos poníamos
pantalones largos a los 13 ó14 años.
Una de las ilusiones
de nuestras jóvenes vidas era que llegara el momento de que pudiéramos lucir un
traje, o una chaqueta deportiva combinada con un pantalón “ad hoc”, no
necesariamente complementado por camisa y corbata. También era adecuado el
suéter de cuello volcado en invierno, o la camisa abierta en verano.
¡Había que ver,
llegado el momento de lucir un terno, cómo cuidábamos los nuestros, y especialmente
la raya del pantalón, que tenía que estar muy bien planchada, muy bien marcada,
casi recordando el filo de una espada!
Nuestros modelos del
cine
Los artistas de cine
a los que queríamos parecernos cuando
estábamos terminando el bachillerato eran para nosotros el summun de la
virilidad y la elegancia, en particular los ingleses.
Ya tenían sus años,
¡pero cómo se llevaban a las mujeres de calle en aquellas películas policiales,
de aventuras o de besos!
Cary Grant –el más
elegante de todos-, Georges Sanders, Stewart Granger, David Niven, Rex Harrison,
James Mason…
Y Gary Cooper,
Gregory Peck, que estuvo en Buenos Aires para presentar su película Gringo viejo, sobre la vida del escritor
estadounidense Ambrose Bierce. Y Sean Connery, a quien entrevistamos en Almería,
el epicentro del Cantimpalo western, el
Hollywood español.
Los españoles
Alberto Closas, de quien tuvimos la fortuna de ser amigos, Paco Rabal, Fernando
Rey, Fernando Fernán Gómez, el uruguayo afincado en España Sancho Gracia…
Todos ellos, y
muchos que nos dejamos en el tintero hubieran considerado de muy mal gusto salir
a la calle en calzoncillos, o prenda similar, por mucho calor que hiciera.
Pero aquéllos eran
otros tiempos, ya se sabe.
© José Luis Alvarez Fermosel
No hay comentarios:
Publicar un comentario