viernes, 5 de abril de 2013

"¡Leed viejos libros...!"

Naturaleza muerta dieron en llamar a este hermoso cuadro que en realidad está lleno de vida, de vidas prietas entre las páginas de libros tan añosos que quizás ya sean antigüedades que ofrecerse  en subastas.
Su pátina les da encanto y llama a respeto, los ennoblece e intrigan las historias de los personajes que los pueblan, o de las que que escribieron sus autores.
El violín es un contrapunto perfecto. Las palabras bien puestas, unas tras otras, tienen música, suenan a una música que muy bien podría emanar de ese noble y romántico instrumento que tanto se luce en las grandes orquestas, en la música de cámara y en las manos expertas del solista.
¡Cuánta sabiduría puede haber sobre esa mesa de roble, llena de antiguos libros con mucha vida entre sus páginas abarquilladas color marfíl!
El violín, testigo mudo, acaso pudiera brindar una música un tanto enigmática pero amable, aún hoy, si manos de artista lo hicieran vibrar.
Recordemos la sentencia de Alfonso X el Sabio: “¡Tened viejos amigos, leed viejos libros, quemad viejos leños, bebed viejos vinos…!”.

© José Luis Alvarez Fermosel

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