sábado, 9 de febrero de 2008

El grupo de las cinco

Los grupos. El grupo de los siete. El grupo de los ocho. El grupo de no sé cuántos. Grupos políticos. Grupos económicos. Cumbres. Petróleo. Negocios. Fronteras. Discusiones. La paz empieza nunca.
¡Pero se ha reunido el grupo de las cinco! ¡Echemos las campanas al vuelo!
Cinco palomas han caído del cielo y están ahí, paradas sobre el empedrado rotundo de una calle de Madrid, detrás de un automóvil y cerca de un farol.
Voraces, pero honradas, solidarias, no se pelean por los dividendos. Cada una va a lo suyo, cada una picotea su miguita, sí, pero ninguna, ni sola ni agrupada, le roba a nadie ni fastidia a nadie.
El grupo de las cinco, como hemos dado en llamarlas, captado por la oportunidad de ese fotógrafo –en este caso fotógrafa- que siempre está ahí, o sea, donde tiene que estar, el grupo de las cinco, decíamos, ya se ha hecho postal en la mañana ajetreada y ruidosa.
No es que pase gran cosa. En realidad, no pasa nada. No se escucha por micrófono palabrerío huero alguno en varios idiomas, ni hay destello azul de pantallas de computadora portátil, ni resuena la musiquilla insidiosa de teléfonos celulares.
Sólo, cinco palomas se han reunido a comer en paz y armonía en una calle cualquiera de Madrid. El humilde santo de Asís debe estar sonriendo.

Foto:
De la serie Animales
© Maite - 2007

© José Luis Alvarez Fermosel

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