sábado, 21 de junio de 2008

¡Cuidado con el "barman"!

Un “barman”, o “bartender”, o encargado de bar, para decirlo en español de una vez por todas, ¿puede ser un detective? Pues hombre, buen ojo no ha de faltarle, después de ver y tratar tanta gente.
Un detective, tal vez, podría camuflarse de “barman”. Lo primero que tendría que hacer sería aprender a mezclar y servir bebidas alcohólicas. Si queremos situarlo en la época actual, ese “barman” debería saber también preparar cócteles de jugos de frutas y verduras licuadas, pues el hombre de hoy en día no bebe alcohol, o en todo caso una cervecita aquí, un poco de vino con el asado de los domingos y una copa de champán, o dos como máximo en alguna fiesta.
Sería impresionante ir a tomarse una copa a un bar y ver que el barman empuña de pronto un revólver y encañona al ladrón de las perlas de la condesa –el hombre del traje color castaño (1)-, que está a nuestra izquierda. Muy Agatha Christie, ¿no? O quizás muy Ellery Queen. Pero, no; ahora que lo pensamos bien, Ellery Queen, no.
Sin embargo, el "barman" detective es un tema que interesó siempre a Ellery Queen (2), que dice al respecto:
"La idea de un 'barman' detective es tan regocijante como una ración doble del 'asunto que hará que un conejo escupa en el hocico de un sabueso'. Cuando uno se para a pensar en ello, ¿no es acaso el 'barman' una nueva arruga en la cáscara de la vieja nuez del 'detective de sillón'? Cierto es que el 'barman' puede andar seis pasos en este sentido y seis pasos en el otro, dentro de los confines de su mundo de caoba y de vidrio, pero a todos los efectos prácticos sigue siendo un objeto fijo, estacionario si no sedentario, en el sentido de que no le es posible visitar la escena del crimen, exa­minar las pruebas o interrogar a los testigos. ¿Y qué clase de gente se asoma a su mundo de caoba y de vidrio? Clientes o transeúntes son gentes con problemas, con preocupaciones, que se mueren por hablar, por contar sus problemas hasta el último detalle, por insignificante que sea. ¿No es ésa la fórmula clásica para un investigador del crimen y un cliente?"


(1) “El hombre del traje color castaño” es el título de una novela de Agatha Christie.
(2) Seudónimo que hizo mundialmente famosos a los escritores estadounidenses Manfred Lee y Frederick Dannay, que eran primos. Escribieron en colaboración centenares de novelas policiales, muchas de las cuales fueron llevadas con éxito al cine, la radio y la televisión. Se calcula que el volumen total de venta de sus obras sobrepasa los 50 millones de ejemplares. Anthony Boucher dijo en su semblanza sobre Lee y Dannay: “Ellery Queen es la novela policíaca norteamericana”.


© José Luis Alvarez Fermosel

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