El posmodernismo, que en la acertada opinión del escritor y ex diplomático argentino Albino Gómez no tiene brújulas precisas, disciplinas de marcha ni nostálgicas esperanzas, no deja de hacer aportes –procedentes del inglés- al español, o mejor dicho, a la manera de expresarse en español de una juventud cada día más incoherente, más inconsistente y más despendolada.
Apaña a esos muchachos y muchachas una seudointelectualidad de chicha y nabo que carece de profundidad, estabilidad y autoridad, es vana hasta los huesos y muy “kitsch”, es decir, que presume de refinada sin serlo. Es más, son muy grasas.
La cultura “click”, la paquetería “cool” y otros no menos delicuescentes representantes de esta era del vacío califican de “groovy” a lo que algunos dicen en español que es “genial”.
“Cool”, ya se sabe, es algo ligero, fresco, que “está muy bueno”, dice el macho posmo. Algo “muy de onda”, vamos.
Los “tips” son los toques, los “touchs”. “Tip” tiene a veces significado de sugerencia o consejo en cuestiones de moda y otras y se dice y se escribe en todas partes.
Los “mentality trends” son comportamientos de vanguardia que determinan tendencias. La fauna posmoderna se obsesiona con marcar tendencias y detectar fenómenos “cool”
“Vintage”, en lo que se refiere al vino, quiere decir añejo. También se llama “vintage” a la ropa de segunda mano, pero carísima, que se encuentra, entre otros lugares, en las llamadas ferias americanas de sectores del barrio de Palermo bautizados por los posmodernos con los nombres de Palermo Hollywood, Palermo Soho, Palermo Queen y otros tomados de barrios de ciudades de los Estados Unidos.
Esos lugares constituyen hoy por hoy el epicentro del posmodernismo.
El inglés, sobre todo el inglés estadounidense, sigue proporcionando denominaciones al posmodernismo vernáculo. “Trendy”, por ejemplo, es quien sigue las tendencias de la moda. No confundir “trendy” con “fashion victim”, que traducido libremente significa algo así como esclavo de la última moda.
La persona “trendy” tiene cierto buen gusto y adapta su estilo a lo que le marcan las pasarelas, pero sin seguir ciegamente el último alarido de la moda.
Dado que la diferencia entre uno y otro término puede ser difícilmente perceptible para el que no esté familiarizado con ellos, concluyamos que “trendy” es positivo y “fashion victim” negativo.
Negativo para todos aquellos que concuerdan con Stendhal (1), que dijo que el mal gusto consiste en confundir la moda que no vive más que de cambios con lo bello que perdura.
(1) Escritor francés (1781/1842) cuyo verdadero nombre fue Henri Beyle. Aunque su obra no fue valorada en su época, hoy en día se le considera como a uno de los más grandes escritores del siglo XIX. Sus novelas constituyen una transición entre el romanticismo y el realismo. Las más celebradas fueron “El rojo y el negro”, “La cartuja de Parma” y “Lucien Leuwen”. Apaña a esos muchachos y muchachas una seudointelectualidad de chicha y nabo que carece de profundidad, estabilidad y autoridad, es vana hasta los huesos y muy “kitsch”, es decir, que presume de refinada sin serlo. Es más, son muy grasas.
La cultura “click”, la paquetería “cool” y otros no menos delicuescentes representantes de esta era del vacío califican de “groovy” a lo que algunos dicen en español que es “genial”.
“Cool”, ya se sabe, es algo ligero, fresco, que “está muy bueno”, dice el macho posmo. Algo “muy de onda”, vamos.
Los “tips” son los toques, los “touchs”. “Tip” tiene a veces significado de sugerencia o consejo en cuestiones de moda y otras y se dice y se escribe en todas partes.
Los “mentality trends” son comportamientos de vanguardia que determinan tendencias. La fauna posmoderna se obsesiona con marcar tendencias y detectar fenómenos “cool”
“Vintage”, en lo que se refiere al vino, quiere decir añejo. También se llama “vintage” a la ropa de segunda mano, pero carísima, que se encuentra, entre otros lugares, en las llamadas ferias americanas de sectores del barrio de Palermo bautizados por los posmodernos con los nombres de Palermo Hollywood, Palermo Soho, Palermo Queen y otros tomados de barrios de ciudades de los Estados Unidos.
Esos lugares constituyen hoy por hoy el epicentro del posmodernismo.
El inglés, sobre todo el inglés estadounidense, sigue proporcionando denominaciones al posmodernismo vernáculo. “Trendy”, por ejemplo, es quien sigue las tendencias de la moda. No confundir “trendy” con “fashion victim”, que traducido libremente significa algo así como esclavo de la última moda.
La persona “trendy” tiene cierto buen gusto y adapta su estilo a lo que le marcan las pasarelas, pero sin seguir ciegamente el último alarido de la moda.
Dado que la diferencia entre uno y otro término puede ser difícilmente perceptible para el que no esté familiarizado con ellos, concluyamos que “trendy” es positivo y “fashion victim” negativo.
Negativo para todos aquellos que concuerdan con Stendhal (1), que dijo que el mal gusto consiste en confundir la moda que no vive más que de cambios con lo bello que perdura.
© José Luis Alvarez Fermosel
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