En el panorama de la música española de los años veinte se inscribieron con letras de oro canciones populares llamadas “couplets” y luego, españolizadas, cuplés. Las letras se centraban sobre todo en el amor y el romance y las músicas eran cascabeleras –algunas no tanto- y pegadizas.
A finales de la década del cincuenta se produjo en Madrid un “revival” del cuplé, a partir de un programa cara al público de Radio Madrid, titulado “Aquellos tiempos del cuplé”, en el que la hermosa cantante pelirroja Lilián de Celis interpretaba magistralmente aquellas inefables canciones que deleitaron a nuestros abuelos.
Temas como “El polichinela”, “La violetera” –que Raquel Meller, con su voz delgadita, convirtió en un “hit”-, “Fumando espero”, “Las tardes del Ritz” y otros se escuchaban por todas partes.
Sara Montiel dio el espaldarazo al resucitado cuplé en la película “La violetera”, de Juan de Orduña, que catapultó al estrellato a la retrechera “Saritísima”, como la llamaban sus admiradores.
El gran cronista del Madrid de los años cincuenta y sesenta, César González-Ruano, dedicó una tercera página del diario monárquico ABC al cuplé. Evocaba “(…) un Madrid más pequeño en el que todos nos conocíamos. Una Viena vista con gemelos de teatro al revés. Barbas de Cabriñana. Teresita Saavedra de frac…”Había una rosa, o sea, varias. Entre ellas "Rosita de Capuchinos", que era tan bonita que ni "pintá" por los pinceles de Murillo. Otra rosa era la "Rosa de Madrid", un cuplé de Soriano y Barta. Su primera intérprete fue Mercedes Seros, canzonetista de larga y brillante trayectoria discográfica. Margarita Sánchez cantó "Rosa de Madrid" con una voz fina y delicada. Quienes mejor la cantaron después fueron, por este orden, Lilián de Celis, Conchita Piquer y Sara Montiel.
La canción es un ejemplo de una tendencia muy marcada en la alocada y burbujeante década del veinte por la utilización del melodrama como referencia argumental casi exclusiva. "Rosa de Madrid" sobrevivió y se hizo intemporal.
Transcribimos parte de su letra:"Un día que de gira nos marchamos,/mientras mi novio se hallaba ausente,/algunas sin querer nos alegramos,/y yo sin culpa, fui de un teniente./Buscando amparo para el hijo mío,/con Miguel y Enrique me encontré un buen día,/y vi que el novio que sufrió el desvío, era el más amigo del que yo maldecía./Y decían contemplando mi amargura: es Rosa de Madrid, pobrecita madrileña sin ventura,/la flor de Chamberí, la flor de Chamberí, la mocita todo amor, todo ternura,/de labios de rubí, de labios de rubí,/la que un día fue lozana, bella y pura,/la primorosa bella Rosa de Madrid...".La flor de Chamberí, según se desprende de la letra, debió ser, además de modistilla, una artista -probablemente de varieté- que una vez se fue de gira por provincias dejando a su novio en Madrid. Un día se alegró junto con otras muchachas –seguramente con champán- y…"fue" de un teniente. Se quedó encinta y alumbró un hijo, fruto de su pecado -¡qué delicuescente e inefable era el lenguaje de entonces!-. Rosa de Madrid no volvió a ver más a su novio. Pero un día, tal vez en las Vistillas o en la calle del Sacramento, se topó con él, que iba con su mejor amigo: el teniente seductor. Lo que no se explica es si el novio era Miguel y el teniente Enrique, o viceversa.
A finales de la década del cincuenta se produjo en Madrid un “revival” del cuplé, a partir de un programa cara al público de Radio Madrid, titulado “Aquellos tiempos del cuplé”, en el que la hermosa cantante pelirroja Lilián de Celis interpretaba magistralmente aquellas inefables canciones que deleitaron a nuestros abuelos.
Temas como “El polichinela”, “La violetera” –que Raquel Meller, con su voz delgadita, convirtió en un “hit”-, “Fumando espero”, “Las tardes del Ritz” y otros se escuchaban por todas partes.
Sara Montiel dio el espaldarazo al resucitado cuplé en la película “La violetera”, de Juan de Orduña, que catapultó al estrellato a la retrechera “Saritísima”, como la llamaban sus admiradores.
El gran cronista del Madrid de los años cincuenta y sesenta, César González-Ruano, dedicó una tercera página del diario monárquico ABC al cuplé. Evocaba “(…) un Madrid más pequeño en el que todos nos conocíamos. Una Viena vista con gemelos de teatro al revés. Barbas de Cabriñana. Teresita Saavedra de frac…”Había una rosa, o sea, varias. Entre ellas "Rosita de Capuchinos", que era tan bonita que ni "pintá" por los pinceles de Murillo. Otra rosa era la "Rosa de Madrid", un cuplé de Soriano y Barta. Su primera intérprete fue Mercedes Seros, canzonetista de larga y brillante trayectoria discográfica. Margarita Sánchez cantó "Rosa de Madrid" con una voz fina y delicada. Quienes mejor la cantaron después fueron, por este orden, Lilián de Celis, Conchita Piquer y Sara Montiel.
La canción es un ejemplo de una tendencia muy marcada en la alocada y burbujeante década del veinte por la utilización del melodrama como referencia argumental casi exclusiva. "Rosa de Madrid" sobrevivió y se hizo intemporal.
Transcribimos parte de su letra:"Un día que de gira nos marchamos,/mientras mi novio se hallaba ausente,/algunas sin querer nos alegramos,/y yo sin culpa, fui de un teniente./Buscando amparo para el hijo mío,/con Miguel y Enrique me encontré un buen día,/y vi que el novio que sufrió el desvío, era el más amigo del que yo maldecía./Y decían contemplando mi amargura: es Rosa de Madrid, pobrecita madrileña sin ventura,/la flor de Chamberí, la flor de Chamberí, la mocita todo amor, todo ternura,/de labios de rubí, de labios de rubí,/la que un día fue lozana, bella y pura,/la primorosa bella Rosa de Madrid...".La flor de Chamberí, según se desprende de la letra, debió ser, además de modistilla, una artista -probablemente de varieté- que una vez se fue de gira por provincias dejando a su novio en Madrid. Un día se alegró junto con otras muchachas –seguramente con champán- y…"fue" de un teniente. Se quedó encinta y alumbró un hijo, fruto de su pecado -¡qué delicuescente e inefable era el lenguaje de entonces!-. Rosa de Madrid no volvió a ver más a su novio. Pero un día, tal vez en las Vistillas o en la calle del Sacramento, se topó con él, que iba con su mejor amigo: el teniente seductor. Lo que no se explica es si el novio era Miguel y el teniente Enrique, o viceversa.
Hay otras versiones de la letra, como se escucha en la interpretación, magistral, de Lilian de Celis.
"Rosa de Madrid" es un chotis precioso que se incluye en todas las antologías y compilaciones de la música popular del viejo Madrid tan recordado por González-Ruano.
"Rosa de Madrid" es un chotis precioso que se incluye en todas las antologías y compilaciones de la música popular del viejo Madrid tan recordado por González-Ruano.
© José Luis Alvarez Fermosel
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8 comentarios:
Estimado caballero, me tome la libertad de citar un fragmento de tu libro ¡A comer con gusto! acerca del angostura…espero que no te disguste.
De paso te pregunto algo, ese refrán tan sabio que hace un tiempito mencionastes en el programa de Hanglin “cuando al miserable el Diablo le mete la mano en el bolsillo…” o algo así. Bueno, no recuerdo el final…me gustaría recordarlo.
Si tenés un tiempo te mando mis blogs (en Palimpsesto está el artículo acerca del angostura) para que te des una vuelta:
http://www.palimpsestovirtual.blogspot.com/
http://www.allbuenosaires.blogspot.com
Un afectuoso saludo, Damián.
Estimado Damián: Gracias, no sólo por citarme sino por reproducir fotográficamente la fuente, es decir, la portada de mi libro. El refrán al que te refieres es el siguiente: "La bolsa del miserable, viene el diablo y la abre". Voy a pasearme con tiempo por tus blogs. Un abrazo.
Caballero sos un fenómeno!!! Ese refrán me quedo como genial, pero no lo recordaba, como tantos otros que vengo escuchando en la radio desde casi cuando comenzastes con Hanglin. A pesar que tengo 38, en casa se lo escuchaba siempre a Lanny, desde hace años, escucharlo es como un estilo de vida, que mis amigos nunca entendieron por ser de la FM (y ligue bastantes gastadas), así que comentarios (ya casado yo) del programa los comparto con mi familia (mi vieja y viejo). Tanto vos como Lanny son como algunos olores y hasta sabores que quedan en el recuerdo de la infancia y la juventud.
Me gusta tu blog, lo voy leyendo de a poco, y ahora comprendo un poco más esa cortina del “polichinela”…los refranes que citas siempre son increíbles, pero el del miserable es sensacional!!! Y en particular porque es la cualidad humana que menos tolero, así que me viene a la mente ese refrán cuando efectivamente disfruto como el diablo les mete la mano en el bolsillo a algunos miserables que conozco!!! Jaja.
El libro es impagable. Yo también, como dijistes hace poco, lo hallé en El Ateneo de Florida al 300, en el subuelo (gastronomía) buscando uno de Tony Bourdain, pero antes que lo mencionarás en la radio.
Gracias por contestar!!!
Un saludo afectuoso, Damian
P.D.: Yo el blog lo uso un poco como para apuntar las cosas que me gustan e interesan, si no te molesta, lo quisiera postear en algún momento, con © por supuesto.
Querido Damián: ¡Mil gracias otra vez! Con respecto a lo que me pides en P.D., autorizado. Fuerte abrazo.
Caballero, acabo de descubrirte en la Web, te conozco a través de la radio. Con Jorge los escuchamos todas las tardes desde Mar de las Pampas, donde decidimos vivir desde hace algunos meses. Saludos y éxitos.
Si tienes ganas y tiempo, date una vueltita por alemardelaspampas.blogspot.com
Caballero,pasaba por aqui a conocer su blog,el cual me parece muy interesante.
Le mando saludos y le deseo suerte.
Marcelo, desde la ciudad de Pergamino, en la provincia de Buenas Aires.
Ale: muchas gracias por tu visita a mi blog. Algún día iré a Mar de las Pampas y nos conoceremos personalmente. Un abrazo.
Marcelo: gracias por tu mensaje. Un abrazo.
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