domingo, 5 de octubre de 2008

Dos más dos son cuatro, siempre

No hay que empeñarse, creo yo modestamente, en no ver la realidad tal cual es, en fabricarse una realidad, en anclarse en la irrealidad. Me parece que eso no es bueno para uno ni para los demás.
La única verdad es la realidad, dijo Perón. No sé hasta qué punto esto es matemáticamente cierto. De cualquier manera, la frase en cuestión no cayó siempre en Argentina en terrerno fértil.
Tal vez no haya una sola verdad, sino muchas; quizás cada uno tenga la suya, distinta de las de los otros-. Pero la realidad es una sola para todos.
Jamás me olvidaré de lo que le escuché decir al escritor peruano –nacionalizado español, residente en Londres- Mario Vargas Llosa en una asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) celebrada hace casi diez años en la ciudad balnearia uruguaya de Punta del Este.
“La gente no se resigna a aceptar que algo tan aburrido y pedestre como el sentido común pueda llegar a representar una virtud, y sigue prefiriendo la irrealidad, por fulgurante y seductora, a la realidad”, dijo Vargas Llosa. Tenía toda la razón del mundo.
Por eso medran tantos políticos mesiánicos en América Latina, donde las sociedades son inmaduras porque sus convicciones democráticas siguen siendo débiles. Esa inmadurez se basa en la creencia, tan latina, de que la realidad puede acomodarse a nuestros deseos.
Mezclamos con extraordiaria habilidad los planos de lo real y lo imaginario.
El surrealismo viene de lejos. Fue muy aprovechado por escritores como Borges, Cortázar, Carpentier y García Márquez, cultores a ultranza del realismo mágico, ingrediente esencial de la literatura latinoamericana, procedente de las primeras narraciones sobre América en las que abundaban las serpientes de mar, los pulpos gigantescos y otros seres que no existían más que en las imaginaciones de quienes las contaban.
Así que, como dijo Vargas Llosa, la costumbre de mezclar lo verdadero con lo falso tiene entre nosotros una tradición secular.
Vargas Llosa destacó en aquella conferencia un aspecto al que no siempre se concede la importancia debida: la influencia que tiene la cultura en la determinación de las relaciones entre la mentira y la verdad, en lo que es la descripción verídica de un hecho real y una descripción deformada por factores subjetivos.
Esta tradición, más aún, ese culto a lo irreal, a lo fantástico hizo que no supieramos organizar bien nuestras sociedades a la hora de crear riqueza o adecuarnos a la cultura de la libertad.
Giramos en un “maelstron” de mitos, verdades a medias, mentiras convertidas en verdades a fuerza de repetirse, raras mixturas y tremendas mixtificaciones que no sólo se admiten como verdades sino como realidades, lo cual es mucho peor.
El esotérico detective de nombre cabalístico S.F.X Van Dusen, creación del escritor estadounidense de origen francés Jacques Futrelle (1), sostenía: “Dos y dos son cuatro, no algunas veces, sino siempre”.


1) Nacido en Pike County (Georgia) en 1875 y muerto en 1912 en el naufragio del Titanic, fue periodista en el Boston American. Le hizo famoso su personaje más conspicuo: el detective privado S.F.X Van Dusen, la Máquina Pensante. Van Dusen, doctor en Derecho, Filosofía, Medicina y cultor de otras disciplinas, era de estatura media y gran cabeza, rubio, miope, estrafalario y de mal carácter. Resolvía todos sus casos basándose en la lógica. Apareció en tres novelas y en dos volumenes de cuentos, uno de los cuales, “El problema de la celda número 13”, fue ampliamente difundido en varias antologías.

©José Luis Alvarez Fermosel




2 comentarios:

xxxxxxxx xxxxxx dijo...

Caramba,

Que me ha dejado usted de una pieza. Que reales y contundentes son sus conceptos, me quito el sombrero.

Cada pueblo tiene el gobernante que merece, o mejor diria evocandole: Cada pueblo tiene el gobernante que su intelecto le proporciona.

Cuando salgo a la calle o cuando cruzo un par de palabras con el comun ciudadano, ese que no es mi amigo personal; me refiero al viandante, el que se encuentra uno detras de cualquier buró, me doy cuenta que el señor que ejerce todos los poderes en este país esta donde esta porque su pueblo, aunque lo reniegue, es su fiel imagen.

Un gran saludo
y Feliz semana.

Anónimo dijo...

Catira (si te llamo Franfel me da la impresíón de estar dirigiéndome a una sociedad anónima): encuentro tu opinión muy inteligente y muy respetable. Gracias por escribir de nuevo. Un saludo cordial y feliz semana para tí también.