martes, 17 de agosto de 2010

Guerra de quesos

Los franceses, gente culta y refinada, amante de las bellas artes y las ciencias, artífices de la moda femenina, genios de la “cuisine”, afortunados poseedores de una ciudad tan hermosa como París, tienen –de lo contrario serían perfectos-, algunos defectillos, como cada quisque.
Uno de ellos consiste en querer apropiarse de todo lo que puedan de otros países, en especial de España.
Bueno, Napoleón sacó un día a empujones de su trono a nuestro rey Fernando VII, sentó en él a su hermano José (Pepe Botella) y se quedó con la Península, así, como quien no quiere la cosa.
Seis años de dura lucha nos costó a los españoles recuperar el solar patrio. El Gran Corso, que en las postrimerías de la guerra vino en persona a Madrid, a poner orden, tuvo que irse con sus tropas. Hay un cuadro –no recuerdo en este momento de qué pintor- que lo muestra a caballo, abatido. “Napoleón en Chamartín”, es el título. Gracias a ese pintor sabemos que se fue por Chamartín de la Rosa.
Los franceses nos quitaron por lo menos el consomé, ya que no pudieron quitarnos otra cosa, y no estoy yo seguro de que no nos hayan afanado algo más.
Aunque la palabra nos llega del francés consommé, se trata de una receta de origen español. Fueron precisamente los soldados napoleónicos quienes, cuando saquearon el monasterio de Alcántara, se llevaron, entre otras cosas, el recetario de cocina de los monjes, del cual extrajeron el consumado o consumo (del latín consummatus), que según esos religiosos era caldo con carne a la que se había privado de toda la sustancia.
Dicho sea de paso, viene muy bien, a media mañana, una tacita de consomé con una yema de huevo dentro y un buen chorro de jerez seco. Ah, recuerden que de vez en cuando hay que echarle sal al caldo…
Pero a lo que íbamos, que los franceses tienen la mano un poco larga, razón por la cual Suiza, hablando de guerras, les ha ganado la del queso Gruyère, del que los galos se habían apoderado, como hicieron del consomé español.
La nota relacionada, de Urgente24, lo explica todo.
Ahora nos vamos a comer una porción de Gruyère y a bebernos un vasito de vino blanco, que es la hora del aperitivo.


© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:

Y a los 3 años, Suiza le ganó a Francia la Guerra del Gruyère

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