Sortija es una voz latina relacionada con
la palabra suerte, de la que deriva.
De acuerdo con la mitología romana la
sortija, o el anillo fue inventado por Júpiter, padre de todos los dioses, pero
no para honrar, u ornar a los mortales, sino para castigarlos.
Con un anillo de hierro encadenó Júpiter
a Prometeo a una roca del Cáucaso por haber robado el fuego sagrado.
En el año 264 antes de Cristo se libraron
las guerras púnicas entre las dos principales potencias mediterráneas de la
época: Roma y Cartago. En la batalla de Cannas, en la segunda de las tres guerras,
el general cartaginés Aníbal, que batió al procónsul romano Terencio Varrón, se
llevó como parte del botín tres ánforas, con capacidad de 15 litros cada una, llenas
de sortijas de oro.
En el mundo grecolatino se grababan las
iniciales en los anillos, que se convertían así en el sello familiar.
La magia de las sortijas
Con el correr de los tiempos proliferaron
leyendas sobre anillos mágicos, casi todas pertenecientes a las mitologías de
diversos países.
Odin, dios nórdico de la guerra, robó a
Alberich el anillo de los nibelungos -enanos legendarios dueños de inmensas
riquezas-, se explica en una página de la mitología germana centrada en la
lucha por la posesión del oro que da poder y dominio.
Wagner se basó en esa leyenda para
componer cuatro óperas épicas en el transcurso de 26 años, entre 1848 y 1874: El
oro del Rhin, La Walkiria, Sigfrido y El ocaso de los
dioses.
La sortija que robó Giges tornaba
invisible a quien la lucía y él usó su poder para hacer el mal. Giges aparece en la Republica de Platón.
El anillo de Claddagh se entrega como
símbolo de amistad o como arra nupcial. Constituye una de las tradiciones más
duraderas y románticas de Irlanda. Su diseño incluye dos manos que rodean un
corazón y una corona que simboliza la lealtad y la fidelidad, mientras que el
corazón y las manos representan el amor y la amistad. El lema del anillo
Claddagh es: “Let love and friendship reign” (Que reinen la amistad y el amor).
Su origen se remonta a 300 años y surgió en la aldea pesquera de Claddagh, en
la costa oeste de Irlanda. Allí fue diseñado y fabricado en el siglo XVII.
El señor de los anillos
El señor de los anillos es
una novela de fantasía épica del filólogo y escritor inglés J. R. R. Tolkien que
dio lugar a tres películas: El señor de los anillos: La comunidad del anillo
(2001), El señor de los anillos: Las dos torres (2002) y El señor de los
anillos: El retorno del rey (2003).
La saga constituyó uno de los más
ambiciosos proyectos cinematográficos jamás emprendidos. Dio una ganancia de
casi 3.000 millones de dólares.
Las sortijas como joyas
Las sortijas, o anillos tienen también su
valor en la realidad, un valor más tangible y más alto, en lo que a lo material
se refiere. Tanto más elevado cuanto más rara y valiosa sea la joya que esté
engastada en ellos.
Un anillo con un diamante, sólo con uno,
es un solitario. Si tiene tres piedras –que suelen ser un brillante, un rubí y
un zafiro- se le denomina tresillo.
Si decidimos regalar a una señora, o a la
nuestra, un aderezo –de la gema que sea- tendremos que considerar que al anillo
habrán de acompañar una pulsera, unos pendientes, o aros, un collar y un broche
para la solapa del traje sastre.
Las sortijas, y en particular las
alianzas matrimoniales, se llevan en el dedo anular de la mano izquierda, que
tiene una vena que conduce directamente al corazón: vena amoris, la vena del amor.
Yo recuerdo unos anillos, los más
ingenuos del mundo, que hacían felices por unos minutos a mis hijos cuando eran
niños. Eran los que ganaban en las calesitas, o los tíovivos, como los llamamos
en España, y permitían dar una vuelta gratis.
Con la alegría de haber conseguido algo
por ellos mismos gracias a su destreza, o a la simpatía que inspiraban al
cuidador, que se dejaba arrebatar el anillo y les autorizaba a hacer una nueva cabalgada
en un Pegaso azul de cartón piedra, o un viaje en un tílburi de mentirijillas
pintado de escarlata.
© José Luis Alvarez Fermosel
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