En algún texto de este blog hemos citado a Juan de Mairena, uno de los personajes más queribles de la literatura española.
Volvemos a traerlo a colación con la misma simpatía que sentimos siempre por su creador, Antonio Machado, un gran poeta cuya poesía y cuya vida se confundieron en un mismo sentimiento.
Joan Manuel Serrat contribuyó a la difusión de los versos de Machado al incorporarlos como letras a sus canciones. “Caminante, no hay caminos, se hace camino al andar…”.
Antonio Machado, sevillano y enamorado de Castilla, y en particular de Soria, dio a conocer sus primeros trabajos sobre Juan de Mairena en El Diario de Madrid.
Posteriormente publicó un libro titulado “Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo”. La última edición, de José María Valverde, es de Castalia, Madrid, 1991.
Juan de Mairena era profesor de retórica y de…¡gimnasia!. Se caracterizaba por su sencillez, su buen criterio y un velado sentido del humor que dejaba traslucir a veces. Sabía ser cariñosamente crítico.
Pedro González Calero, barrendero, documentalista, profesor de filosofía y titiritero frustrado, recuerda en su interesante y simpático libro “Filosofía para bufones”, de Editorial Arial, Barcelona, 2007, una anécdota de Juan de Mairena que transcribimos a continuación –no al pie de la letra, por eso no entrecomillamos el texto-.
Un alumno de Mairena le dio a leer un artículo que había escrito sobre la inutilidad e inconveniencia de los banquetes. Se despachaba contra aquellos que los aceptaban, por considerarlos fatuos y engreídos, y también contra los que se negaban a asistir, a los que calificaba de hipócritas.
Censuraba, además, a quienes iban a esas comidas, que eran a su juicio parásitos de la fama ajena, y a los que no iban también porque eran rozaencajes y envidiosos del mérito.
Mairena elogió el trabajo de su discípulo y le preguntó:
- ¿Cómo va usted a titular su artículo?
- “Contra los banquetes” –le respondió el autor-.
- Yo lo titularía, mejor, contra el género humano con motivo de los banquetes.
Machado fue el poeta de los temas humildes, de lo cotidiano y lo trivial. Recordemos sus poemas “La novia”, “El cadalso” y “Las moscas”.
Murió en Colliure (Francia), con la dignidad de sus propios versos: “Y cuando llegue el día del último viaje/ y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,/ me encontraréis a bordo, ligero de equipaje,/ casi desnudo, como los hijos de la mar”.
Volvemos a traerlo a colación con la misma simpatía que sentimos siempre por su creador, Antonio Machado, un gran poeta cuya poesía y cuya vida se confundieron en un mismo sentimiento.
Joan Manuel Serrat contribuyó a la difusión de los versos de Machado al incorporarlos como letras a sus canciones. “Caminante, no hay caminos, se hace camino al andar…”.
Antonio Machado, sevillano y enamorado de Castilla, y en particular de Soria, dio a conocer sus primeros trabajos sobre Juan de Mairena en El Diario de Madrid.
Posteriormente publicó un libro titulado “Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo”. La última edición, de José María Valverde, es de Castalia, Madrid, 1991.
Juan de Mairena era profesor de retórica y de…¡gimnasia!. Se caracterizaba por su sencillez, su buen criterio y un velado sentido del humor que dejaba traslucir a veces. Sabía ser cariñosamente crítico.
Pedro González Calero, barrendero, documentalista, profesor de filosofía y titiritero frustrado, recuerda en su interesante y simpático libro “Filosofía para bufones”, de Editorial Arial, Barcelona, 2007, una anécdota de Juan de Mairena que transcribimos a continuación –no al pie de la letra, por eso no entrecomillamos el texto-.
Un alumno de Mairena le dio a leer un artículo que había escrito sobre la inutilidad e inconveniencia de los banquetes. Se despachaba contra aquellos que los aceptaban, por considerarlos fatuos y engreídos, y también contra los que se negaban a asistir, a los que calificaba de hipócritas.
Censuraba, además, a quienes iban a esas comidas, que eran a su juicio parásitos de la fama ajena, y a los que no iban también porque eran rozaencajes y envidiosos del mérito.
Mairena elogió el trabajo de su discípulo y le preguntó:
- ¿Cómo va usted a titular su artículo?
- “Contra los banquetes” –le respondió el autor-.
- Yo lo titularía, mejor, contra el género humano con motivo de los banquetes.
Machado fue el poeta de los temas humildes, de lo cotidiano y lo trivial. Recordemos sus poemas “La novia”, “El cadalso” y “Las moscas”.
Murió en Colliure (Francia), con la dignidad de sus propios versos: “Y cuando llegue el día del último viaje/ y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,/ me encontraréis a bordo, ligero de equipaje,/ casi desnudo, como los hijos de la mar”.
Foto: Antonio Machado
© José Luis Alvarez Fermosel
Nota relacionada:
"Mejor claro que oscuro" (http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2008/08/mejor-claro-que-oscuro.html)
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