lunes, 19 de abril de 2010

Por su bien

Por su bien, por su comodidad no vaya a un restaurante poco antes de que cierre. Cocineros, camareros y el resto del personal estarán cansados, lógicamente, después de permanecer en pie muchas horas. La atención, el servicio no serán los mismos que cuando empiezan a trabajar, o están embalados a la mitad de la jornada, liberando adrenalina.
Tampoco es conveniente pedir pescado un lunes. Ni pescadores ni pescaderos trabajan los lunes, de manera que es difícil hallar pescado fresco ese día de la semana, o al menos pescado del día.
También en su beneficio no le conviene pedir, o consumir los que le sirvan, maníes con el aperitivo: se dan gratis, los que sobran no se tiran, se devuelven a su lugar de procedencia, en el mejor de los casos; en el peor pasan de un sitio a otro, adquieren humedad, polvo…
Hablando de aperitivos, prescinda de la rodaja de limón en su gin tonic, o en cualquier otra mezcla. El limón no suele lavarse, antes de ser cortado. Cuando esa rueda tan decorativa llega a su vaso ha pasado por infinidad de manos.
A no ser que el vino sea muy bueno, no pida un decanter –esa jarra de base grande y plana y cuello alto que alguien confundió una vez con un florero-, para trasvasar el vino y decantarlo.
Ah, nunca se dejan monedas en la mesa para la propina del mozo, ni para aumentarla –si ya dejó algún billete-, ni mucho menos como única gratificación. Ni se les dan a los encargados del guardarropa.
Mañana le recordaremos –porque usted ya lo sabe- lo que hay que hacer en el restaurante. Por su bien.


© José Luis Alvarez Fermosel

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