miércoles, 15 de agosto de 2012

Magritte


Un 15 de agosto como hoy, hace 45 años, moría en Bruselas el pintor belga René François Ghislain Magritte.
El callado artista que pintaba hombres cayendo del cielo, con sus sombreros hongos y sus abrigos (Golconda, 1953), y al que fascinaban las manzanas como imágenes pictóricas, se sirvió de las grandes obras del pasado para mostrar una nueva cara de la realidad, un punto de vista nunca visto sobre el mundo y las imágenes que lo representan.
Quizás la fuerza expresiva de figuras fáciles de “reconocer”, pero imposibles de “comprender”, hizo de Magritte uno de los pintores más conocidos, reproducidos y queridos.
Fue en sus comienzos ilustrador publicitario. Esa formación se refleja en toda la producción del artista.
Su descubrimiento de las obras metafísicas de De Chirico le impulso a formar combinaciones “imposibles” de personajes, paisajes y objetos, definidos con un dibujo de total inmovilidad y  nitidez.
Ejecutadas con una técnica figurativa impersonal, las obras de este surrealista brillante, introvertido y humilde como persona, son en su mayoría extraños “collages” visuales, enigmas poéticos que influyen en las múltiples relaciones entre las imágenes, la realidad, los conceptos y el lenguaje.
En 1930 volvió definitivamente a Bruselas. Su estilo estaba ya consolidado, a excepción de un breve período en el que retomó el modelo estilístico de Renoir.

© José Luis Alvarez Fermosel

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