martes, 14 de agosto de 2012

Whistler y la pintura sinfónica

En una ocasión, el célebre pintor Whistler envió un mensaje urgente a Sir Morell MacKenzie, eminente otorrinolaringólogo británico, pidiéndole que fuera a verle inmediatamente.
Sin pérdida de tiempo, el especialista se dirigió a casa del pin­tor y, una vez en ella, comprobó con asombro que éste le había llamado para que examinara a un perro enfermo.
El facultativo no hizo ningún comentario; atendió al animal y se marchó. Al día siguiente mandó llamar con urgencia al artista. Cuando éste llegó, presuroso, MacKenzie le recibió con la mayor naturalidad.
- ¿Qué tal, señor Whistler? -le dijo-. Me ale­gro de que haya venido tan pronto. Deseaba verle porque quiero pintar esa habitación.

*********************************

James Abbot McNeill Whistler (Picasso tenía más nombres: Pablo, Diego, Isé, Francisco de Paula, Juan Nepomuceno, María de los Remedios de la Santísima Trinidad, Ruiz y Picasso), Whistler, que vio la luz cuando América empezaba a convertirse en el célebre melting pot, o crisol de razas, nació en Massachussetts el 14 de julio de 1834 y murió en Londres, el 17 de julio de1903.
En contraposición a los prerrafaelitas, propuso una pintura basada en las vibraciones del color. Pretendió que sus cuadros fueran combinaciones o sinfonías de tonos cromáticos. De ahí que se le considerara como el creador de un estilo denominado tonalismo.
El retrato de su madre –pintado en Chelsea en 1871- fue subtitulado Combinación en gris número1.
A principios del siglo XIX, la pintura estadounidense siguió dependiendo de Europa; y en ese continente, primero en Londres –de moda hasta el siglo XVIII- y luego en París, se impuso una boga que se extinguió con los primeros cañonazos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
En la segunda mitad de la década, algunos de los principales artistas estadounidenses, como Mary Cassatt, John Singer Sargent y James Whistler se instalaron en París y en Londres, donde se codearon con sus émulos impresionistas y con los pertenecientes a las tendencias posteriores.

La versión romántica de la realidad

Los escenarios naturales incontaminados fueron en principio los temas protagónicos de una pintura que partía del realismo para transfigurarlo en una versión romántica y sugestiva, con un acendrado espíritu nacionalista.
El exponente más claro de la llamada pintura de género, que se desarrolló junto a la corriente paisajista del siglo XIX, fue George Caleb Bingham, que retrató la vida de los navegantes en las balsas fluviales del Missouri.
Wislow Homer llevó a sus lienzos, en espectaculares marinas, la existencia no menos azarosa de los pescadores del Atlántico. 
Homer, gracias a su ejecución pictórica libre y anticonvencional, ocupó un lugar de privilegio entre los maestros estadounidenses clásicos.
Whistler fue el más conspicuo, por su vida agitada y sus boutades. Estudio en West Point, la Academia Militar de los Estados Unidos, de donde fue expulsado por su conducta errática y su  indisciplina.
Ilustró Les Chauves Souris con Antonio de la Gándara, uno de sus muchos amigos, entre los que destacaban los impresionistas.
Compartió su amante, Joanna Hiffernan, como modelo, con  Gustavo Courbet.

© José Luis Alvarez Fermosel

No hay comentarios: