martes, 22 de enero de 2008

Fotos al canasto

¿Pero, chica, qué haces? ¿Estás condenando al fuego, diablesa rubia de dedos largos, a tantas fotos de bellezas que podían adornar cabinas de camiones, dormitorios de jóvenes muchachos, oficinas de representantes de modelos, paredes de peluquerías y otros muchos lugares?
Las fotos de las mujeres guapas no se tiran, nena. Bajo ningún concepto. Porque alegran la vista, traen recuerdos y yo creo que hasta dan suerte.
¿Acaso lo tuyo es un acto de desesperación tranquila, oculta bajo esa sonrisa un poco forzada, porque piensas que esas imágenes coaguladas en celuloide te hacen la competencia e incluso alguna te puede ganar?
Pero, muchacha, considera, piensa, date cuenta, reflexiona: ¡son fotos, papel; las personas cuyos rostros están impresos en él no laten, no vibran, no viven, en una palabra!
Y aunque tú seas menos bonita que las chicas de las fotos, o que alguna de ellas, que a lo mejor no es así, esas imágenes merecen perdurar.
Es posible que trabajes en publicidad y estés desechando material que no sirva para la campaña que tu agencia está preparando. Así y todo, tendrías que haber tenido un poco más de tino, y no proceder al descarte a pública subasta, como quien dice.
De cualquier manera, rubiales, lo importante es que tú, que tampoco estás mal, apareces en una foto que ha inspirado unas líneas, aunque sea a un escriba de tres al cuarto.
Y, lo más importante, tu imagen no ha sido descartada en esta oficina desde la cual escribimos.
Bah, nada es importante, no sobredimensionemos las cosas. Tú eres una foto. Estás ahí, no estás, todo es ficticio, es una foto, son unas fotos, es una digresión.
Ojalá, chiquilla rubia de la foto, con la que nos hemos ido reconciliando al correr de la pluma, estés en la realidad en un lugar que te guste, tengas un trabajo que te dé satisfacciones y un buen dinero y que seas feliz. Tal como parece ser, a juzgar por la foto, tu foto.
Pero las fotografías de las chicas guapas no se tiran, niña, ni se las mira así, como diciendo: ¡hala, al canasto, qué diantre, que aquí la que manda soy yo!



© José Luis Alvarez Fermosel






2 comentarios:

Baakanit dijo...

Siempre es ameno ver todas las reflexiones que pueden provocar el ver una imagen.

Estoy de acuerdo con usted, las fotos de mujeres bellas se guardan, no se tiran.

Saludos

Anónimo dijo...

Gracias por tus siempre atinados y gentiles comentarios y un abrazo.