"Cinco proyectiles y una última y casi perdida oportunidad".
La frase, con un gancho extraordinario, campeaba en una página –media americana, para ser precisos- del diario, no sé cual.
Y arriba se veían cinco balas sobre una mesa.
Las balas, calibre 38, de plomo, y por tanto no encamisadas, pertenecían con todo probabilidad a un revólver Smith & Wesson de los pequeños, de cinco tiros.
Las nueve palabras del texto, así como cinco eran las balas, formaban parte de un anuncio, concretamente de una película. Cierro los ojos y parece que tengo ante mis ojos las palabras y las balas, que eran de verdad y habían sido fotografiadas, no dibujadas.
Ha pasado mucho tiempo, muchísimo. No recuerdo qué película –seguramente policiaca, o de acción- se publicitaba con esa frase y las cinco balas tiradas de cualquier manera sobre una mesa, como dados, que es lo único que viene a mi memoria de cuando en cuando, como esta noche.
Así que no sé el título de la película, ni por qué no fui a verla y me quedé sin saber por qué razón cinco balas de revólver constituían una última y casi perdida oportunidad, y para quién.
El anuncio, en su esquematismo, creaba ambiente, y más aún, intriga. Era sencillo pero expresivo a más no poder. La foto y el texto se complementaban a la perfección.
Uno, que trabajó en publicidad varios años, hubiera querido ser el creativo autor del “réclame”.
Consolémonos pensando que a lo mejor la película no valía nada.
¡Ah, pero el anuncio…! El anuncio era redondo.
El poder de la síntesis, lo más difícil.
La frase, con un gancho extraordinario, campeaba en una página –media americana, para ser precisos- del diario, no sé cual.
Y arriba se veían cinco balas sobre una mesa.
Las balas, calibre 38, de plomo, y por tanto no encamisadas, pertenecían con todo probabilidad a un revólver Smith & Wesson de los pequeños, de cinco tiros.
Las nueve palabras del texto, así como cinco eran las balas, formaban parte de un anuncio, concretamente de una película. Cierro los ojos y parece que tengo ante mis ojos las palabras y las balas, que eran de verdad y habían sido fotografiadas, no dibujadas.
Ha pasado mucho tiempo, muchísimo. No recuerdo qué película –seguramente policiaca, o de acción- se publicitaba con esa frase y las cinco balas tiradas de cualquier manera sobre una mesa, como dados, que es lo único que viene a mi memoria de cuando en cuando, como esta noche.
Así que no sé el título de la película, ni por qué no fui a verla y me quedé sin saber por qué razón cinco balas de revólver constituían una última y casi perdida oportunidad, y para quién.
El anuncio, en su esquematismo, creaba ambiente, y más aún, intriga. Era sencillo pero expresivo a más no poder. La foto y el texto se complementaban a la perfección.
Uno, que trabajó en publicidad varios años, hubiera querido ser el creativo autor del “réclame”.
Consolémonos pensando que a lo mejor la película no valía nada.
¡Ah, pero el anuncio…! El anuncio era redondo.
El poder de la síntesis, lo más difícil.
© José Luis Alvarez Fermosel
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