lunes, 23 de mayo de 2011

Roald Dahl, un ejemplo

Roald Dahl es un ejemplo de cómo puede vencerse a la adversidad, vivir una existencia plena y activa, sentir alegría y llevársela a los niños con cuentos llenos de originalidad y encanto.
Este escritor británico (Llandoff 1916-Oxford 1990), perdió a su padre -de origen noruego- a los tres años y sufrió los rigores de la estricta educación inglesa de la época, que incluía castigos corporales.
Más interesado por la acción y las aventuras que por los estudios universitarios que le imponía su madre viuda, a los 18 años se hizo explorador, siguiendo el ejemplo de su compatriota Henry Morton Stanley, aunque no llegó tan lejos.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) le sorprendió con 23 años y su espíritu aventurero intacto, por lo cual se alisto en la R. A. F. (Real Fuerza Aérea Británica) y combatió en los cielos de Grecia, Siria y Libia.
Su avión fue alcanzado varias veces por el fuego enemigo y derribado en una ocasión.
Gravemente herido, tuvo que ser retirado del frente. Una vez recuperado, se le destinó a Washington en 1942, donde se desempeñó como asesor de combate aéreo y después como agente del servicio de Información de su país hasta 1945. Otro escritor de novelas de acción que fue cocinero antes que fraile.

Historias de aviadores y aviones

Contó su visión de la guerra en periódicos y revistas. En 1940 recopiló sus artículos en los libros Sobre ti y Diez historias de aviadores y aviones.
Dahl era de los padres que cuentan cuentos a sus hijos. Empezó contándoselos de viva voz y después los escribió con mano maestra. Y así surgieron Los gremlins, Charlie y la fábrica de chocolate, Matilda y Amélie.
De casi todos se hicieron películas. La más taquillera quizás haya sido Matilda. También escribió Dahl guiones para films de James Bond.
Dahl estuvo casado con la actriz Patricia Neal, que sufrió varias enfermedades graves y estuvo a punto de quedarse inválida y ciega. Por fortuna se recuperó totalmente.
Antes, en 1962, había muerto su hija Olivia. Su hijo Theo sufrió un accidente de tránsito y resultó con graves daños en el cerebro. También se recobró, gracias a los esfuerzos de su padre, que llegó a inventar una especie de válvula para extraerle líquido del cerebro.

Cuentos

Nada de eso amilanó a Dahl, que siguió adelante con su vida y su familia, sin dejar de escribir relatos para niños y también para adultos, de tanto interés como La venganza es mía, Historias extraordinarias, El gran cambiazo y Mi tío Donald.
Pero lo más destacado de su producción literaria fueron cuentos para niños, con sus personajes buenos y malos, su moraleja y por encima de todo una fantasía que es lo que les da sazón e interés. Parte de su narrativa infantil y juvenil está considerada como la mejor del mundo.
Roald Dahl sufrió los horrores de la guerra, heridas graves, la casi insoportable tensión de la vida del agente secreto, que en muchas ocasiones ha derivado en el alcoholismo –como en los casos de Philby, Sorge, Burgess, Maclean y otros espías famosos- enfermedades y muertes de seres queridos.
Nada pudo amargarle la vida y privarle de ese maravilloso don de captar el interés de los niños y emocionarlos con cuentos escritos con un sentimiento tan profundo como su valentía y su fuerza moral.

© José Luis Alvarez Fermosel

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