viernes, 23 de septiembre de 2011

Café Central

Me dicen que el Café Central de Madrid, la catedral del jazz, sigue abierto ahí, en la Plaza del Angel, llena de demonios.
Café de jazz, nuevo tango, fado… Teté Montoliú, Martirio, Marimar Bonet… Marimar Bonet no tuvo nunca nada que ver con Bonet de San Pedro y sus Siete de Palma, que cantaban por el Mediterráneo. María del Mar – Marimar es hija de un escritor que también pinta. Ese escritor no es Juan Benet.
Me llegó una especie de placa recordatoria, por eso me inquieté, al principio.  Me dije: ¡Zas, también cerraron el Central!
El nombre del Café Central está escrito en esa chapa arriba, en letras amarillas que se leen al revés. No sé por qué escribo esto, si se ve muy bien en la ilustración. Es lo primero que se ve    
Recuerdo ese café, percutido de “blues”. Han compuesto una síntesis en rojo, amarillo y blanco y negro.
Suelo ajedrezado, una silla daliniana, un garabato que es algo así como la fusión cubista de una nota musical y un churro verbenero. Muy propio.
La pelota de goma roja y sobre ella la cruz turquesa, encima de un ejemplar del diario El País, en la mesa pálida a la que parece que no terminaron de pintar.
Al fondo está –yo lo veo; si ustedes no, perdonen- el hotel Reina Victoria (1), muy cerca, casi podríamos decir que dentro de la Plaza de Santa Ana: barrio de Letras  y cervecerías, alguna de ellas alemana.
Los viejos cafés madrileños –los pocos que quedan-, con sus grandes espejos poblados de fantasmas, sus veladores de mármol, sus divanes de peluche color vino de Burdeos, su mostrador con el vermú a espita abierta y las aceitunas verdes rellenas de anchoas, y el vino fino de Jerez y los boquerones en vinagre –que le curaron una herida a Luis Trabazo en la lengua-, y el cafelito cortao y sus grandes ventanales a la calle, donde barbota la vida.
El Café Central, cerca del Ateneo, trepidaba de tambores. Como aquella noche El Trocadero.
- Oye, ¿dónde estás?
- ¡Aquí estoy, revolviendo el caldero!
Todavía no han cerrado el Café Central. ¡Qué alivio, oigan!

1) Se le dio ese nombre al hotel en honor de la reina Victoria Eugenia de Battenberg (1887 – 1960), nacida en Escocia, nieta de la reina Victoria de Inglaterra. Se casó en 1906 con el rey Alfonso XIII de España. Al proclamarse la República (1931) se fue del país con su familia y se radicó en Italia y Suiza.

© José Luis Alvarez Fermosel

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