miércoles, 14 de septiembre de 2011

Arresto inminente

El detective ya está a punto de detener al forajido, o a los forajidos, con lo cual el caso se resolverá. Una vez que se termine con el odioso papeleo –que los detectives yanquis llaman “red tape”-, el caso pasará a considerarse cerrado y se archivará. Y a otra cosa -otro caso- mariposa.
(¡Qué magnífica la estampa del dibujante, historietista e ilustrador español Miguel Bernet que enjoya este apunte!)
El detective en primer plano, guaperas, con el bigote recortado a la moda de la época, en ropas de civil que incluyen un sombrero, la mirada clara y dura, el pitillo en la boca…
Con la mano que tiene metida en el bolsillo del gabán aferra, con toda probabilidad, un revólver Colt modelo cobra o un Smith & Wesson, cualquiera de los dos de reducido tamaño, cañón corto y calibre 38 largo (1).
Entre paréntesis, ¿por qué les ponían nombres de reptiles a cierto tipo de revólveres Colt, como cobra, y más tarde pitón, animales maléficos y rastreros, cuando Colt significa en inglés algo tan noble y tan tierno como potrillo?
Volvamos a la escena policial, captada en uno de los cinco “borroughs” de Nueva York: el Bronx, o tal vez Harlem, ¿por qué no Queens?.
Los años cuarenta, no cabe duda. Se nota por el modelo del coche  estacionado relativamente cerca del policía del sombrero y el cigarrillo, por si su   compañero, o “partner” -como se dice en las series policiales de la televisión- silueteado en negro entre dos postes-, tuviera que echarle una mano de pronto, si las cosas vinieran mal dadas.

Un número arriba

Un número arriba, a la derecha, el 30, que debe señalar una demarcación.
El paisaje yerto y desolador del mísero arrabal… Cubos de basura volcados, fragmentos de sabe Dios qué cosas rotas.
Dentro, en el bar de mala muerte, o abajo, en el “basement”, el malhechor, o los malhechores.
No parece tratarse de algo muy serio. De lo contrario se verían más autos y más efectivos, y armas largas. Un par de “cops”, o “polis” en argot español -uno en vanguardia y otro en retaguardia- no amerita el despliegue que requiere un “major case”.   
El dibujo de Bernet tiene más fuerza y más expresividad que una fotografía. No siempre ocurre.
De cualquier manera, si el caso no está cerrado del todo, lo que sí se percibe como seguro es que los guripas (2) se van a llevar a los malandras en la tocinera (3), que diría Vázquez Montalbán.

(1) Algunos de esos revólveres -que en los años 40 y posteriores tenían la baqueta al aire-, eran, o son, porque todavía están vigentes, de cañón corto. Los del 38 largo cargan balas de plomo más largas que los del 38 corto. Todos tienen capacidad para seis proyectiles- menos los del 22, que llevan ocho-. Hay un modelo de Smith & Wesson, un poco más pequeño, que almacena cinco balas. Por su fácil transporte fue el arma de puño reglamentaria de los agentes de civil de la policía  norteamericana durante muchos años, hasta que se reemplazó por la actual pistola semiautomática del 9 largo, con cargador al tresbolillo. Los policías de uniforme también llevaban revólver, pero de cañón largo y calibre 44. El 44 Magnum de Harry el sucio es una exageración cinematográfica, lo cual no quiere decir que no sea un arma excelente. 
(2) Policías.
(3) Furgón en el que se traslada a los detenidos.   
       
© José Luis Alvarez Fermosel

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