martes, 25 de septiembre de 2007

El macho posmo en ojotas




El último alarido de la moda posmoderna

Se dice en el diario “online” Minuto Uno, de Chiche Gelblung, que las ojotas dejaron de ser “mersas” para convertirse en “cool”.
Si por “cool” entendemos fresco, en español, la verdad es que las ojotas son frescas. Pero “cool” equivale aquí y ahora a “de onda”, o a “fashion” en el lenguaje del macho posmo, usuario a “full” de ese calzado tan sentador y que combina tan bien con las bermudas, prenda de mucho predicamento hoy en día entre los machos posmo (1).
La experta en “marketing” Angela Hirata ha reposicionado, como se dice ahora, las ojotas hawaianas. “Lanzamos un producto que hoy es objeto de deseo”, sostiene Hirata, directora de Alpargatas en San Pablo. Objeto de deseo, ahí es nada: suena a película de Buñuel.
El “jean” o pantalón vaquero se llevó mucho. Descontracturados “yuppies” de la City los usaban con el “blazer” y la camisa sin corbata, abierta al cuello amarronado por la luz de la cama solar. Eran otros tiempos. Hoy el “jean” se ve mayormente en los asados o en los “countries”.
Para otras ocasiones y lugares están los pantalones de lino –que se arrugan tanto, gracias a Dios- o las bermudas. Y a partir de ahora las hawaianas, claro.
Yo he visto ya en lugares céntricos de Buenos Aires a “brokers” con pantalones de sarga, camisas de polo de marca y hawaianas sin calcetines.
El presidente electo de Paraguay, el ex obispo Fernando Lugo calza siempre ojotas. Cuando tiene que vestir las cambia por unas sandalias franciscanas. En invierno se pone calcetines.

-- ¿Se pueden llevar las ojotas con medias?
-- ¡Naturalmente, así quedan elegantísimas! Pero hay que procurar que no nos pase lo que al norteamericano Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial, que estando en Turquía fue invitado a visitar la mezquita de Selimiya, en Estambul, y al descalzarse para entrar, según el ritual musulmán, se vio que… ¡tenía ambos calcetines agujereados y, al parecer, no muy limpios! Así fue retratado y las fotos dieron la vuelta al mundo.
-- ¡Qué papelón!
-- Y tanto. Hubo gente que dijo que a una persona que anda por el mundo con las medias rotas y sucias no se le puede encomendar que presida nada.
-- ¡Hombre, eso es una una exageración!
-- Si a usted le parece…
-- Qué sé yo… Pero, ¿tiene usted algo más sobre ojotas y medias?
-- Sí, escuche ésto: un amigo médico me contó que estando un día en el patio de comidas de un centro comercial, vio cómo una escalera mecánica se le comía una ojota a un señor, que realizó denodados esfuerzos por rescatarla. Pero ganó la máquina, como siempre. La escalera, rugiente, entrecortada, dando saltos, deglutió la ojota y depositó al señor en la primera planta. Eso sí, con un pie con una ojota y el otro desnudo.
-- Habrá que llevar un par de ojotas de repuesto en la mochila por si nos pasa lo que al pobre señor del “shopping”
-- Buena idea.
-- ¿Las señoras llevan también ojotas?
-- Desde luego, y hay que ver lo bien que les sientan. A las señoras les sienta bien todo.

El macho posmo, una de cuyas obsesiones es estar a la última moda, se apresta a reemplazar las zapatillas de básquetbol, que lleva siempre sucias, y los pesados borcegos con cordones por las ojotas. Tendrá que seguir la norma del Juanito (2): “Debes lavarte los pies cada dos meses o tres”.
Dicen que las estrellas y los astros de Hollywood usan hawaianas a toda hora y en toda ocasión. Dentro de poco aparecerán también con ellas en el cine. El hecho de que no estuvieran de moda cuando se filmaron las mejores películas norteamericanas impidió, por ejemplo, que vieramos a Humphrey Bogart en Casablanca enfundado en su impecable esmóquin blanco, con el nudo de la corbata de lazo perfectamente hecho, la raya del pantalón bien marcada… ¡y ojotas!
Habrá que pensar en un modelo para los atuendos de gala.
José María Pemán decía que la etiqueta exige una naturalidad tranquila. ¡La naturalidad y la tranquilidad que tendremos que tener para lucir “comme il faut” el esmóquin… y las ojotas en vez de los antiquísimos zapatos de charol!


1) N. del A. Esta nota está plagada de expresiones en inglés, contra mi costumbre. Pero en la terminología del macho posmo las hay por docenas. Al escribir sobre él, sus modos y modas, uno no puede dejar de ser fiel a esos términos, a fin de que el lector se compenetre más y mejor con esta figura tan conspicua de la sociedad posmoderna-
2) N. del A. Supuesto manual de buenos modales para jóvenes que satiriza el gran humorista español Wenceslao Fernández Flórez en su relato “Meditaciones sobre el ‘Juanito’”, contenida en su libro “Las gafas del diablo” (Colección Austral de Espasa Calpe, Argentina, 1948).

© José Luis Alvarez Fermosel

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado José Luis: En un viaje que hicimos mi mujer y yo por el Caribe hace un par de años atrás, vimos un grupo de muchachos vestidos tal como ud. los describe.
Me llamó la atención que uno de ellos, efectivamente tenía ojotas con medias.Mi mujer se reía y decía que no podía ser porque no calzan. Total que trabamos un día conversación con una señora que estaba en la playa y resultó ser la "má" y nos explicó que le había hecho un corte para que el "nene" pudiera ponér las medias ya que era muy friolento. No digo que fuera igual pero "el nene" era bastante parecido al actor Di Caprio. Un abrazo y muchos recuerdos. Flía. Córdoba (de Capital Federal)

Anónimo dijo...

Están en todas partes y cada vez son más. Eso nos da ventaja a los que somos..."normales", que cada vez somos menos. Tu comentario es precioso y en algún momento, tal vez, y con tu permiso y siempre citando la fuente, me refiera a él.

Anónimo dijo...

Ojotas por supuesto...pero mejor si son de color "miel" "azafr�n" ... las azules o negras son de Padre "castrador"

Anónimo dijo...

Tienes razón: todo suave, todo tonos pastel. ¡Y cuidado con los padres "castradores", que son nazis...

Anónimo dijo...

Hola José Luis: Mi familia y yo te seguimos siempre por la radio y ahora te sigo por el blog. Quiero contarte que un sobrino mío va vestido muy parecido a como vos decís y la madre tuvo que comprarle unas chancletas porque está empezando a tener calor. Pero eran negras y dijo que le daban tristeza. Las embarró no sé si con acuarelas o temperas. Ahora parecen una pintura abstracta: entre rojo, azul -como las ojotas-,blanco y amarillo. Seguí así. Nos encanta tu blog.Muchos cariños. Graciela, de Tigre.

Anónimo dijo...

Gracias por haber sido oyente fiel, Graciela, y por ser ahora lectora no menos fiel. ¡Es verdad, las chancletas negras producen mucha tristeza! Se sabe de hombres como castillos que han ingresado en un convento, abandonando las pompas mundanas, porque sus mujeres le regalaron un par de ojotas negras el día de su cumpleaños.