viernes, 7 de septiembre de 2007

El macho posmo a lo que pinte


Eterno adolescente

Dice Javier Marías: “Nuestra época glorifica la infancia, la hace durar más que nunca en la historia, la estira y alarga, e incluso la contagia o instila a quienes hace mucho que debieron dejarla atrás”.
De ahí que el macho posmo se sienta como el pez en el agua en esta sociedad infantil, o por lo menos adolescente y tilinga en la que nos debatimos. Por eso va por la vida sin pensar nada, sin tomar ninguna determinación; va a lo que pinte, seguro de que pá y má, su hermana menor, Laura o alguno de sus muchos amigos le va a sacar las castañas del fuego.
Aquí está el macho posmo mirándose al espejo. Cuando sale a la calle lleva una mochila a la espalda como una jiba y, ajustada a la cintura, una riñonera oscilante que le golpea rítmicamente los aparatos del regocijo a cada paso que da: plas, plas, plas, plas…
No podemos abrigar muchas esperanzas de que nuestro querido macho posmo crezca y deje de ser un adolescente.
El macho posmo se irá este verano con su amigo del alma a una playa remota de Ghisonaccia, Kenitra, la Costa Malabar, Paimpol o Sopelana: allí desplegará al viento, contra el cielo terso, el barrilete que le regaló su tía Matilde.
El padre –que según el macho posmo es nazi- insiste en que tiene que encontrar un trabajo, iniciar una carrera, aprender un idioma o seguir un curso de algo que le sirva para ganarse la vida. No es fácil porque las profesiones u oficios que abrazaría el macho posmo son bizarras, como se dice ahora y, lo que es peor, casi no tienen salida laboral.
El macho posmo quisiera hacer biosíntesis, centramiento, fangoterapia o diseñar cojines. También le gustaría ser facilitador holístico de recursos endógenos, tirar las runas, tocar la tuba y vender lámparas de Iguzzini.
Hace los honores a la cocina indonesia y come tofu goreng, gado gado y tempu banda, todo aromatizado por albahaca china, rosa mosqueta, cúrcuma, cilantro, alcaravea, eneldo, estramonio y raíz de chopo.
El macho posmo come pochoclo, también: en el cine, en grandes cantidades y ruidosamente. Va poco al cine porque en realidad lo suyo es bajar informeta de la compu. No hace nada con la informeta en cuestión, la deja tirada en cualquier sitio impresa en hojas tamaño oficio que Dios sabe dónde irán a parar.
Cuando habla por teléfono parece un agente de algún servicio secreto:
“Sí, dos por tres, afirmativo, Chichito, porfi, te veo en quince, ¡bancá, bancá, bancá...!, negativo. ¡Obviooo...!”
Hay que oirle al macho posmo decir obvio. Se le llena la boca, el término retumba, adquiere tonos de bongó, parece cobrar vida propia y no nos extrañaría que saliera de su boca convertido en un globo rojo y se remontara en el éter, trazando arabescos surrealistas como dibujados por Magritte, el callado pintor belga que hacía volar panes dorados en el azul del mediodía.
Si uno cae en un negocio en el que hay un vendedor macho posmo, que no se moleste en pedirle lo que vaya a comprar; por más sencillamente que hable, el macho posmo no le entenderá. Cuando esté a punto de sufrir un soponcio pedirá ayuda a gritos a su jefa, Lidia, que es competente y servicial y nos entenderá perfectamente.
Dan las once de la mañana en un reloj con autómatas de una cúpula de la zona de Congreso. La ciudad bulle: el tránsito rodado es muy intenso, la gente va de prisa y corriendo de un lado a otro, cada uno a lo suyo; manifestantes caminan a paso de marcha por la avenida de Mayo, desplegando cartelones y percutiendo tambores y bombos.
El macho posmo duerme como un ángel, abrazado a su osito de peluche favorito, Hermógenes y ajeno a las pompas mundanas y el trajín de la vida del resto de los mortales. ¡Sólo tiene 39 años!

© José Luis Alvarez Fermosel

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Sr. Fermosel: no puedo más que suscribir todas y cada una de sus observaciones sobre lo que ud. califica como el "macho posmo". Me parece un exelente resumén de tantas audiciones de radio que escuché durante varios años.
A mi el tema me toca de cerca ya que tengo un familiar directo,hermano,más de 40, que cumple acabadamente con la descripción que ud. hace;vive absorvido por el feng shui,la "new age" y fabrica collares de piedras. Los demas detalles ya los ofreció ud.con sorprendente presición.
Aunque la lectura del texto pueda provocar más de una sonrisa,seguramente todos los que la lean notaran el problema que es para una familia una situación como esta ya que uno ve incierto el futuro del familiar involucrado,que parece forjar con ahinco su no-destino.
Sr. Fermosel, muchísimas gracias por este espacio y su maestría.
Atentamente. Irala.

Anónimo dijo...

No sabe, amigo Irala, cómo lamento que sea usted "propietario" de un macho posmo. El caso es que son tan buenos... En fin, que seguiré con el tema, animado por comentarios como el suyo, porque verdaderamente hay tela para cortar.

Anónimo dijo...

¡Ay, Caballero Español, cuánta razón tiene! Tengo 2 hijos: 2, no uno, los 2 son igualitos a los que ud. describe. El mayor tiene 36 y el menor 32. ¡Tal cual! espero fervientemente todo lo que escriba.¿Le parece que si les hago leer (cosa que a ninguno le gusta) lo suyo, cambiarán algo por lo menos? Lili, una madre desesperada.

Anónimo dijo...

¡Ay,Lili,qué terrible,tener dos machos posmo a falta de uno!Te acompaño en el sentimiento. Y, desde luego,no se te ocurra pedirles que lean mi texto.En el supuesto, harto improbable,de que lo leyeran,no les serviría para nada.Una vez que se es macho posmo,se es para toda la vida.Hace unos días me topé en la calle con un macho posmo de unos 65 (65)años.