El cuadro, del pintor escocés Jack Vettriano, está calcado de una lámina del Compendio de Figuras para Ilustrar Libros –que cuesta 30 dólares- de Peter Hince, quien se tomó el asunto con calma: “Al fin y al cabo, para eso se hizo el manual”, dijo. El dibujante británico Sandy Robb denunció al Daily Telegraph el calco en cuestión. El agente de Vettriano, Tom Hewlett justificó a su representado diciendo que durante muchos años no tuvo tiempo ni dinero para trabajar con modelos de carne y hueso.
De cualquier manera, el cuadro fue vendido por 1.300.000 dólares en una subasta, hace tres años.
Se deduce del título del cuadro en cuestión, “El mayordomo cantante”, que es el servidor bajo el paraguas quien canta para que el señor y la señora –no se sabe a cuál de los dos sirve- puedan bailar vestidos de etiqueta en una playa con resolana en la que de pronto empezó a llover.
Da la impresión de que alguien –ella o él- se va a ir pronto. A los pies de la fámula hay un maletín, de ella o de él, que uno u otro tomará después de bailar unos minutos y se irá con él quien sabe si para no volver.
El cuadro es precioso y tiene fuerza de cartel. Su autor, Jack Hoggan Vettriano, es un pintor escocés autodidacta de 56 años, que utiliza el apellido de su madre italiana.
Vettriano trabajó en minas de carbón en su Escocia natal. Empezó a pintar a partir de los 21 años, cuando una novia le regaló una caja de pinturas para acuarela.
Se le ha incluído en una escuela de pintores escoceses formados en 1980 en Glasgow. A ellos les siguieron Damien Hirst y su grupo del Brit Art. Vettriano ha dejado en pañales a este último y a quienes se empeñan en convertir las cosas vulgares en obras de arte, como Tracey Emin con su cama deshecha.
Sus cuadros presentan casi siempre personajes un tanto enigmáticos bajo una cernida luz de atardecer. Recuerdan los del estadounidense Edward Hopper.
Según Sampson Spanier, critico del Financial Times, Vettriano acusa influencias de los impresionistas del siglo XIX. El dice que se considera un director de cine que sólo tiene un fotograma.
Jack Vettriano gana unos 750.000 dólares al año sólo por los derechos de reproducción de sus cuadros.
De cualquier manera, el cuadro fue vendido por 1.300.000 dólares en una subasta, hace tres años.
Se deduce del título del cuadro en cuestión, “El mayordomo cantante”, que es el servidor bajo el paraguas quien canta para que el señor y la señora –no se sabe a cuál de los dos sirve- puedan bailar vestidos de etiqueta en una playa con resolana en la que de pronto empezó a llover.
Da la impresión de que alguien –ella o él- se va a ir pronto. A los pies de la fámula hay un maletín, de ella o de él, que uno u otro tomará después de bailar unos minutos y se irá con él quien sabe si para no volver.
El cuadro es precioso y tiene fuerza de cartel. Su autor, Jack Hoggan Vettriano, es un pintor escocés autodidacta de 56 años, que utiliza el apellido de su madre italiana.
Vettriano trabajó en minas de carbón en su Escocia natal. Empezó a pintar a partir de los 21 años, cuando una novia le regaló una caja de pinturas para acuarela.
Se le ha incluído en una escuela de pintores escoceses formados en 1980 en Glasgow. A ellos les siguieron Damien Hirst y su grupo del Brit Art. Vettriano ha dejado en pañales a este último y a quienes se empeñan en convertir las cosas vulgares en obras de arte, como Tracey Emin con su cama deshecha.
Sus cuadros presentan casi siempre personajes un tanto enigmáticos bajo una cernida luz de atardecer. Recuerdan los del estadounidense Edward Hopper.
Según Sampson Spanier, critico del Financial Times, Vettriano acusa influencias de los impresionistas del siglo XIX. El dice que se considera un director de cine que sólo tiene un fotograma.
Jack Vettriano gana unos 750.000 dólares al año sólo por los derechos de reproducción de sus cuadros.
© José Luis Alvarez Fermosel
2 comentarios:
Bellísima la pintura y buenísima la nota. Lo felicito. Lorena, de Buenos Aires.
Gracias por tu elogio. Vettriano es un gran pintor, muy colorista y expresivo.
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