sábado, 17 de noviembre de 2007

Buñuel: duro por fuera y tierno por dentro

La anécdota que se cuenta a renglón seguido revela a las claras la verdadera personalidad de ese gran hombre y gran artista que fue Luis Buñuel. No le iba a la zaga otro ser humano de sus mismas cualidades, su actor fetiche: Fernando Rey.
La anécdota tiene a los dos, el director y el actor, como protagonistas. Es, además, un canto al detalle: el gran o pequeño detalle, tan expresivo siempre, que es ni más ni menos que el buen gusto y las buenas maneras quintaesenciadas.
Fernando Rey me contó una calurosa noche de verano en la terraza del Café Gijón, en el Paseo de Recoletos de Madrid, que una vez estaba trabajando en París en una película con Catherine Deneuve y otros artistas franceses de primera línea, quienes co­braban unos honorarios más al­tos que los suyos, con poca o ninguna justificación. Dirigía la película Luis Buñuel.
“Yo estaba lógicame muy molesto, pero me banqué la bronca hasta el final del rodaje sin protestar", me dijo Fernando.
“Muy pocos días después Buñuel me invitó a comer y cuando ya nos íbamos del restaurante, en el centro de París, me tendió un so­bre blanco cerrado y me preguntó apresuradamen­te y con timidez: ‘¿Puede un director amigo hacerle un pequeño regalo a un ac­tor amigo?’ Yo, un poco desconcertado, le dije que sí. El dejó el sobre sin más en mis manos y se perdió en la fría y lluviosa tarde parisiense. Cuando abrí el sobre, vi que éste tenía dentro mil dólares en billetes nuevos de cien”.
Así rebajó Buñuel la diferen­cia en la soldada de Fernando Rey de su pro­pio bolsillo, saltándose a la torera a la producción.
(Luis Buñuel -1900/1983- fue uno de los más eminentes directores de cine contemporáneos. Su obra permaneció fiel a la inspiración surrealista y a una meditación muy crítica sobre la religión católica. Su influencia fue decisiva en la historia del cine. En París, donde trabajó mucho, fue asistente de Jean Epstein. Anteriormente había estudiado literatura y filosofía en Madrid, donde se hizo muy amigo de Salvador Dalí. Vivió una parte de su vida en México, donde filmó muchas de sus mejores películas. Entre las rodadas en España, Francia y México, recordemos “Los olvidados”, “Un perro andaluz”, “Viridiana”, “Nazarín”, “La Vía Láctea”, “Tristana”)


© José Luis Alvarez Fermosel
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