Un tal Charles Burden descubrió un día que a su galgo Old Drum (Viejo Tambor) lo había matado de un tiro de rifle, a sangre fría y sin motivo ni fundamento, su vecino Leónidas Hornsby, que fue llevado a juicio.
Corría el año 1871. El fiscal, George Vest pronunció el siguiente alegato ante al jurado del tribunal de Warrensdburg, Missouri, Estados Unidos:
"Señores del jurado:
El mejor amigo de un hombre puede convertirse en su enemigo. Sus hijos, a quienes crió con amor infinito, pueden demostrarle ingratitud. Aquellos que están más cerca de nuestro corazón, aquellos a quienes confiamos nuestra felicidad y buen nombre, nos traicionan con harta frecuencia. El dinero va y viene. El único, absoluto y mejor amigo del hombre en este mundo egoísta, el que no lo va a traicionar o negar nunca, es su PERRO.
Señores del jurado, el perro de un hombre está a su lado en la prosperidad y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Besará la mano que no tenga comida que ofrecerle, restañará sus heridas y mitigará su dolor. Si el infortunio priva a su amo de su hogar y sus amigos, el perro sólo se adjudicará el privilegio de acompañarle para defenderlo de sus enemigos. Y cuando muera y sea enterrado,allí, junto a la tumba, se quedará el perro, con la cabeza entre las patas, los ojos tristes y alertas, noble y leal más allá de la muerte”.
El silencio se apoderó del tribunal cuando el letrado Vest terminó su alegato. Algunas personas del público lloraban.
El jurado emitió su veredicto: ¡Culpable! El juez impuso a Leónidas Hornsby una multa de 550 dólares (450 más de lo que marcaba el límite legal)
Y quedó acuñada para siempre la frase "El perro es el mejor amigo del hombre".
Del caso se hizo una película y frente a la Corte de Warrensdburg se erigió una estatua que perpetúa la memoria de Old Drum.
La historia del perro Paco no es menos sentimental. Ocurrió en Madrid y prometo contarla algún día.
© Por la transcripción: J. L. A. F.
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