jueves, 18 de agosto de 2011

Emociones y transgresiones

- Se dice que nuestro buen amigo se ganaba la vida como receptor de bienes robados –empecé-. Sin embargo, yo le conocí bajo otro aspecto, como estudioso de la filosofía. Las obras de Spinoza eran particularmente valiosas para Abel Crowe, y me gustaría leer uno o dos pasajes en su memoria.
Leí del volumen encuadernado en piel que había regalado a Abel, el que había recuperado el viernes y había metido en mi cartera la noche siguiente. Leí un par de párrafos cortos seleccionados de la sección titulada «Del Origen y Naturaleza de las Emociones». Era árido y el auditorio no parecía muy atento.
Cerré a Spinoza, coloqué el libro en el facistol y abrí el otro volumen que había traído, el que había seleccionado la noche anterior en los estantes de Abel.

La igualdad natural delos hombres

- Este libro es de Abel –dije-. “Textos escogidos de las obras de Thomas Hobbes.” Aquí hay un pasaje que él subrayó de Rudimentos Filosóficos concernientes al Gobierno y a la Sociedad: “La causa del miedo mutuo consiste en parte en la igualdad natural de los hombres, en parte en su mutuo deseo de dañar; de donde se sigue que no podemos esperar de los demás ni prometernos a nosotros mismos la menor seguridad. Porque si miramos a los hombres adultos, y consideramos cuan frágil es la estructura del cuerpo humano, que al parecer, toda su fuerza, vigor y sabiduría misma perecen con él; y cuán fácil es incluso para el nombre más débil matar al más fuerte; no hay razón por la que ningún hombre que confíe en su propia fuerza deba concebirse a sí mismo como hecho por la naturaleza superior a los demás. Son iguales que pueden hacer cosas iguales; pero los que pueden hacer lo más grave, es decir matar, pueden hacer cosas iguales.”
Salté a otro pasaje señalado.
- Este es de Leviathan –dije-. “En la naturaleza del hombre encontramos tres causas principales de disputas. Primera, competencia; segunda, falta de seguridad en sí mismo; tercera, gloria. La primera hace al hombre transgredir por ganancia, la segunda por seguridad y la tercera por su depurada reputación.”
Coloqué a Hobbes con Spinoza.

(Fragmento de "El ladrón que leía a Spinoza", de Lawrence Block)

© Por la transcripción, J. L. A. F.

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