El “coffee break”, o descanso de un cuarto de hora en la jornada laboral de los norteamericanos, para tomarse un café o para lo que sea, constituyó una medida beneficiosa para la salud, que ya tiene una variante digital, por así llamarla, en todo el mundo y consiste en darse una tregua de al menos cinco minutos cada 30 de actividad frente a la computadora, levantarse de la silla, moverse y, siempre que se pueda, salir al aire libre.
Todo empezó en Sealords, una piscifactoría de Nueva Zelanda en la que las mujeres abren mejillones a una velocidad de vértigo. Cada diez minutos se para. Las empleadas (no hay hombres, como en tantos otros lugares donde tendrían que estar y no están) intercambian su posición sin decir esta boca es mía y practican elongaciones de dedos, manos y muñecas.
La nota (relacionada) que publica sobre este asunto la revista del diario La Nación de Buenos Aires abunda en detalles acerca de esta salutífera iniciativa.
© J. L. A. F.
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