sábado, 19 de diciembre de 2009

En verano y en forma

Faltan dos días para el advenimiento del verano en el hemisferio sur y, como es natural, todos pensamos ya en las vacaciones; y, también, en lucir un cuerpo en buena forma en la playa o en la piscina, razón por la cual empezamos a no comer y nos precipitamos a los gimnasios.
Craso error, porque no hay que dejar de comer, sino hacerlo racionalmente. Y entender, de una vez por todas, que en los gimnasios no se adelgaza. Es más, a veces se aumenta de peso, al incrementarse la masa muscular –los músculos pesan más que la grasa-.
Si uno quiere quitarse de encima los kilos que le sobran, deberá practicar en el gimnasio ejercicios aeróbicos, como cinta o bicicleta. Las máquinas con carga y las mancuernas vendrán después.
Antes de comenzar a hacer ejercicio es imprescindible someterse a un exhaustivo reconocimiento médico, que incluirá un electrocardiograma de esfuerzo, y seguir una dieta racional y equilibrada.
Si el estudio sale bien y se adelgaza hasta conseguir el peso justo, habrá llegado el momento de empezar a trotar, o mejor a caminar entre 30 y 45 minutos en una cinta, en el campo o en la calle todos los días, o cinco días por semana. Hay que llevar ropa cómoda y zapatillas de deporte.
Antes, durante y después de la caminata es necesario hidratarse, tomando agua o cualquiera de las llamadas bebidas deportivas.
Hay que caminar con los pies paralelos; si se los tiene planos, pues qué le vamos a hacer, andaremos como los patos, pero eso sí, a paso corto y enérgico, con el peso del cuerpo distribuído entre ambas piernas, los músculos del abdómen sin tensar para no forzar los de la espalda, los glúteos contraídos y la columna recta, para lo cual hay que bajar los hombros y erguir el cuello y la cabeza adelantando el mentón, como si fueramos marionetas de las que tiraran hilos invisibles.
Los especialistas de verdad sostienen que caminar de ese modo es el mejor ejercicio que uno puede hacer en beneficio de su columna vertebral y, en general, del cuerpo entero. La cinta también sirve.
Si se va al gimnasio hay que ponerse en las manos de un buen entrenador que nos prepare una rutina adecuada a nuestro peso, edad y estado físico. Basta con seguir los ejercicios correcta y progresivamente tres veces por semana. No hay que olvidar hidratarse y practicar elongaciones entre ejercicio y ejercicio.
Inmediatamente después de la ducha que seguirá a la práctica hay que reponer las sales, minerales y otras sustancias del organismo que se pierden con la transpiración, mediante la ingesta de un alimento que contenga sal; no olvidarse de tomar agua, o una de las bebidas citadas antes.
Si en las primeras sesiones duelen los músculos, en cuanto se enfría el cuerpo, no hay que preocuparse: es normal. Ahora bien, si el dolor se agudiza y se mantiene en el cuello, los hombros o cualquier otra parte del cuerpo es que se ha producido una contractura, la inflamación de una articulación o una tendinitis, en cuyo caso no hay más remedio que suspender la gimnasia y acudir cuanto antes al consultorio de un traumatólogo.
Por último, nada peor que pasarse la semana sentado ante el escritorio y, en los ratos libres, en casa, echarse en la cama a ver televisión; ¡y matarse el domingo jugando al fútbol o al tenis con los amigos, antes del pantagruélico asado!

© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:

Pilates
http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2008/01/pilates.html

No hay comentarios: