miércoles, 9 de diciembre de 2009

Peor el remedio que la enfermedad

Se empezó denunciando una (falsa) pandemia, concretamente la de la gripe porcina o gripe A, y se ha llegado a calificar de “gravísimas” las consecuencias de esta falacia y a acusar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, de bioterroristas.
Este medio fue uno los primeros en denunciar lo que, evidentemente, era un montaje, una operación destinada a crear un estado de alarma y confusión en la gente y obtener réditos políticos. Ahora se sabe que la cosa fue mucho más lejos.
Ni que decir tiene que los laboratorios se apresuraron a echar su cuarto a espadas y se sacaron de la manga vacunas contra la gripe porcina. Esas vacunas están causando más víctimas que la (inventada) enfermedad.
Voces procedentes de todo el mundo se unen ahora a la nuestra, que se anticipó a dar cuenta de la maniobra.
En la nota relacionada se habla incluso de que la imposición en los Estados Unidos, y en otros países, de vacunarse contra la llamada gripe porcina tendría alcances tan siniestros que podrían llegar a la criminalidad.
Dejando aparte todo sensacionalismo, nosotros estamos convencidos de que la gripe porcina o gripe A fue un invento. Insistimos: se trata de la gripe de siempre, la de todos los inviernos, o una variedad de la misma no más grave que nada tiene que ver con los pobres cerdos.
Se tocó injustificadamente a rebato, se dio la alarma en todo el mundo. Ahora, las consecuencias de una mentira que sale a la superficie son, de hecho, letales.

© José Luis Alvarez Fermosel
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