
Esto pasa casi siempre y nunca se llega a nada positivo, en nuestra humilde opinión. Se buscan culpas y culpables que a lo mejor no lo son, o sí, pero lo que pasó, pasó y ya no hay manera de dar marcha atrás.
El caso es que el noble pueblo chileno está sumido en la desolación y el dolor, con su hermoso país gravemente dañado por el peor movimiento telúrico de la historia de la humanidad, en la opinión de los expertos.
Se suceden a diario las réplicas y ésto mantiene en vilo a un pueblo por el que siempre hemos sentido admiración, respeto y cariño y que, desde luego, no mereció la brutal embestida de una naturaleza salida de madre, en el complejo y desquiciado mundo del tercer milenio.
Ojalá que la reconstrucción del territorio chileno destrozado y martirizado, que ya se dice que durará al menos cuatro años, se adelante y sea eficaz, y si es verdad que se han cometido errores e imprevisiones, que ni unos ni otros se repitan.
El escritor chileno Antonio Skármeta (foto) se refiere a determinadas consecuencias del cataclismo en una nota que lleva por título ”La naturaleza tiene caprichos que los hombres no dominamos”, publicada en la revista de cultura Ñ del diario Clarín de Buenos Aires.
© José Luis Alvarez Fermosel
Nota relacionada:
La naturaleza tiene caprichos que los hombres no dominamos.
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2010/03/01/_-02150332.htm
La naturaleza tiene caprichos que los hombres no dominamos.
http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2010/03/01/_-02150332.htm
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