Aquellos anuncios publicitarios de la radio de hace muchos años, dichos por los locutores antes de que las agencias se encargaran de su confección y los llamaran cuñas...
En España tenían un gran impacto, porque la mayoría de ellos apelaba al humor.
Recordemos algunos:
El novio va a pedir la mano de su novia y entre el padre de ésta y él se establece el siguiente diálogo:
- Vengo a pedir la mano de su hija.
- ¿Con guante o sin él?
- ¿Es que es distinto?
- ¡Hombre, si es con guantes Pereda, el colmo!
Alguno parecía como si rimara toscamente:
- Pocholo, cómprame un bolso.
- Apolínea mozalbeta, ¿no sabes que a estas alturas me quedan pocas pesetas?
- ¡Pues gástatelas, roñoso! ¿Es que no merece una un bolso de casa Osuna?
Otros tenían movimiento, por así decirlo:
- ¿Dónde vas, tunante?
- A la calle del Almirante.
- ¡No me digas más, vas a Duramás!
Varios de los más escuetos eran un poco terminantes, por no decir imperiosos: ¡Cuero líquido Guasp! ¡Para otoño, madrileño, gabardinas Butragueño! ¡No hay término medio, afeitarse con crema Rapide o dejarse la barba! ¡Elixir estomacal Saíz de Carlos!
Tiempos inefables, con una radio estupenda, como no existe ahora. Había excelentes locutores. Alguno, como Ivan Caseros, había venido de Argentina. Los actores de los seriales –radio teatros- eran también de primera línea. En vanguardia, el cuadro artístico de Radio Madrid, emisora central de la Sociedad Española de Radiodifusión.
© José Luis Alvarez Fermosel
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