“Vox populi, vox dei”. La voz del pueblo es la voz de Dios.
El pueblo culpa de las crisis económico financieras y sus consecuencias –una de las más preocupantes es el desempleo-, a muchos de los multimillonarios cuyas (inmensas) fortunas proceden de la banca, las empresas y la especulación –no reñida con la política, favorable al manejo discrecional de fondos públicos y chanchullos varios-.
En España se acaba de derrumbar la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Los directivos que provocaron el desastre se apresuraron a adjudicarse pre jubilaciones siderales, mientras que los empleados no saben cuándo ni cuánto van a cobrar de indemnización.
Un conocido y admirado escritor español, Angel Sánchez Harguindeguy se ocupa en su blog del diario El País de Madrid de este nuevo desafuero que, como acertadamente resalta, determina que los perjudicados sean los trabajadores, que ganan cuatro cuartos y pagan religiosamente sus impuestos.
La boda del siglo
Sánchez Harguindeguy enlaza en su comentario esta nueva tropelía con el estruendo del bombardeo de los medios informativos por la inminente boda de la octogenaria duquesa de Alba, entre cuyos privilegios por su prosapia se cuenta el poder entrar a caballo en la catedral de Sevilla y estar eximida de reverenciar al Papa.
Se relacionan con estas líneas el trabajo completo de Harguindeguy y otros que informan con más detalle de lo último de lo último en materia de actualidad en la España del Cid Campeador, Calderón de la Barca, Santa Teresa de Jesús, Carlos V, los héroes del Dos de Mayo y otros genios y héroes que se significaron por su talento y su arrojo, pero también por su honradez, su discreción y su austeridad.
© José Luis Alvarez Fermosel
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