“Lolas, ríen. Cármenes, lloran…”, escribía César Gozález-Ruano en ABC, para preguntarse a continuación: “¿De qué color eran aquellos ojos? ¿De qué calor la fiebre de sus manos? ¿Es posible, Dios mío, que las estatuas tengan temperatura humana?”.
Las estatuas de Lola Mora tienen siempre frío, no porque estén desnudas –como la mayoría de las estatuas-, sino por los escalofríos que sienten cuando recuerdan la turbulenta vida de su hacedora: Lola Mora, que pasó por este mundo y por el arte sobre un caballo blanco desbocado.
Estudió Bellas Artes en Argentina (Tucumán) y en Roma. De su vasta obra sólo se recuerda la Fuente de las Nereidas, encargada por la Municipalidad de Buenos Aires, que primero estuvo cerca de la Casa Rosada y luego se mudó a la Costanera Sur, donde se halla en la actualidad. Lola Mora es un talento olvidado.
Se casó a los 40 años con Luis Hernández, de 20, del que se separó cinco años después. Se dice que tuvo un “affaire” con Julio Argentino Roca, siendo éste ya ex presidente. Se dice que fue homosexual. Se dijeron muchas cosas, casi ninguna comprobada. Fue una gran artista y un buen ser humano –esto sí que parece estar comprobado-, que merece nuestro respeto y nuestro recuerdo.
Otra Lola célebre
¿Qué decir de Lola Membrives (foto), en unas pocas líneas? ¿Qué decir de una actriz, tonadillera y mujer de teatro tan formidable, de cuya muerte se cumplen hoy 42 años, y que desde los 16 fue eximia intérprete de lumbreras del teatro español y del mundo?
Argentina, hija de inmigrantes españoles, se radicó en Madrid.
El éxito fue su firme compañero a lo largo de toda su vida artística.
Actriz favorita de Jacinto Benavente, también lo fue de otros escritores de teatro de no menos renombre, como los hermanos Quintero y los Machado, Alejandro Casona, Federico García Lorca, a quien conoció en 1931 y con el que a partir de ese año inició una gira inolvidable por una buena parte de la América de habla española.
También fue intérprete de obras de varios clásicos del Siglo de Oro español, como Calderón de la Barca y Lope de Vega; y de Casona, Jardiel Poncela, Alfonso Paso, Luigi Pirandello, Eugene O’Neill…
Dio su última función en el teatro Odeón de Buenos Aires con “Los verdes campos del Edén” de Antonio Gala.
Desde 1943 fue administradora del teatro Cómico de la calle Corrientes de Buenos Aires, que a su muerte fue rebautizado con su nombre. Estaba en posesión, entre otros premios y distinciones, de las cruces de Isabel la Católica y Alfonso X el Sabio.
Una Lola que fue Ramona
Uno escuchaba “Ramona”, una canción sentimental, lánguida, de un calor en lento respingo que se ponía sola en el …”gramófono” de nuestro pensamiento y, naturalmente, se acordaba de otra Lola célebre: Dolores del Río, que fue “María Candelaria” y “La Malquerida” y, por encima de todo, la intérprete de “Ramona”, una canción que también fue famosa en Roma, en París y en todo el mundo, me atrevería a decir yo, que la entrevisté una tarde lejana y cercana a la vez en el recuerdo en el hotel Fénix de Madrid. El sol interpretaba un papel dramático en su fuga, sabiendo que dejaba la tarde turbia.
Cuando Dolores no estaba viajando se refugiaba en su casa de Coyoacán, el lugar escogido por Hernán Cortés para vivir en México, donde se edificó la primera iglesia de Nueva España.
Sostener es más difícil que tener, me dijo Dolores - Lola del Río refiriéndose a sus casi 30 años de carrera.
La mejor del colegio
Lolita Torres se llamaba en realidad Beatriz Mariana Torres, pero se puso Lola como nombre artístico. Mucha gente creyó siempre que era española; pero era argentina y, eso sí, le gustaba mucho todo lo español.
Hizo de todo y todo lo hizo muy bien, como cantante y actriz, en cine, teatro, radio y televisión durante cincuenta años constelados de éxitos en los que paseó su arte por Argentina, España, toda Latinoamérica, Europa y Asia.
Se retiró en la década del 90. Un mes antes de su muerte fue declarada Ciudadana Ilustre de Buenos Aires.
Su hijo Diego siguió con gran dignidad sus pasos artísticos.
¿Quién no recuerda “La mejor del colegio”, “La danza de la fortuna”,”Cuarenta años de novios”?
Lola Greco
Otra Lola famosa, y española, es Lola Greco, hija de los famosos bailarines José Greco y Lola la de Ronda. Fue primera bailarina en la Escuela del Ballet Nacional de España a los 19 años. A partir de entonces desarrolló una carrera magnífica, que incluyó logros como Medea, con José Granero, la Salomé de Van Hoecke, giras por Estados Unidos y la gala Gigantes de la danza en los Campos Elíseos de París, junto a Maya Plisetskaya.
En 2009 asume el papel protagónico del montaje Fedra, bajo la dirección de Miguel Navarro, con coreografía de Javier Latorre, estrenado en Nápoles y presentado en festivales como el de Mérida.
La temporada culmina con el Premio Nacional de Danza 2009 para Lola Greco.
Lola de Valencia
Cierro este desfile de Lolas con la “Lola de Valencia” de Manet, pintada en 1862 por el gran pintor impresionista francés, representando a Dolores Melea, una bailarina española del ballet de Mariano Camprubí, que actuó con gran fortuna en Francia en1862 y 1863.
El cuadro pertenece a una serie de pinturas de Manet que incluye El cantante español.
Lola aparece en el cuadro vestida con una amplia falda de varios colores, entre los que predomina el rojo, y blusa y mantilla blancas. De piel blanquísima y ojos negros, tiene en la mano derecha un abanico apenas desplegado. La pintura registra la influencia de los retratos de mujeres pintados por Goya a principios del siglo XIX.
La Lola de Manet, que se conserva en el Museo de Orsay de Francia, impresionó a muchos artistas de la época, entre ellos a Baudelaire, que escribió la siguiente cuarteta:
Entre tantas beldades como por todas partes puédense ver,
Yo comprendo bien, amigos, que el deseo vive;
Pero sí se ve brillar en Lola de Valencia
El encanto inesperado de una joya rosada y negra.
© José Luis Alvarez Fermosel
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