sábado, 3 de octubre de 2009

En torno a Fata Morgana

“Arturo descansa en paz en Avalon custodiado por cuatro reinas hadas. Fata Morgana, de negro, consulta su libro de artes mágicas para curar las heridas del Rey inmortal. En segundo plano, Merlín y la Dama del Lago”.
(La muerte del rey Arturo, James Archer)

Hermanastra del rey Arturo y relacionada con Ginevra y Lanzarote del Lago, el hada Fata Morgana tiene que ver con el destino, pero también se la conoce como dama del alma o de la psique, de la fertilidad y de la muerte.
Suele representarse a Fata Morgana como una perla roja sobre un arcidriche, palabra con la que se designa el ajedrez: el tablero y las fichas. La confrontación de los rivales en el campo de la acción.
Es un mandala, símbolo de la existencia: la lucha entre lo blanco y lo negro –el bien y el mal- en el interior del ser humano.
La perla simboliza la creatividad, el conocimiento puro sumergido en las profundidades, que surge del dominio del sufrimiento: algo diferente y valioso.
El color rojo, por último, es la pasión, la calidez y la intensidad.
Paul Klee dio el nombre de Fata Morgana a uno de sus cuadros.
La fatamorgana –así, todo junto- es un espejismo que se debe a una inversión de temperatura. Todo lo que puede verse en el horizonte, incluídos islotes, témpanos de hielo y promontorios toma, en virtud de ese fenómeno, una forma elevada y alargada, similar a… "castillos de cuentos de hadas”.


© José Luis Alvarez Fermosel

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