Entonces la paloma entró en el bar…
-¡Sí, y se mandó un whisky…!
-¡No, hombre!
-Ah, como usted dice que los caballos toman cerveza en los bares y algunos perros hacen de barmen…
-No, la paloma, como iba a decir, entró en el bar así, no más, lo que me pareció raro.
-¿Por qué?
-Pues porque las palomas, cuando no están llevando mensajes…
-¡Ya no hay palomas mensajeras!
-Bien, entonces están en los antepechos de las ventanas, en las cornisas, en las plazas, en las calles. Alguna señora, o algún señor les echa miguitas de pan…
-Menos mal que reconoce usted que no es normal que las palomas entren en los bares.
-Mire, en los bares…
-¡Ah, si sabrá usted de bares…!
-Uno, modestamente…
-Sí, sí, modestamente; ¡si habrá pasado usted tiempo en esos establecimientos…! . En los bares de copas, claro; porque no se sabe que haya frecuentado usted bares lácteos.
-Es que en ellos no suele encontrarse gente muy interesante, aunque sí digna de todo respeto y consideración, y en los otros sí; además, no puede brindarse, con la leche no se brinda.
Pues yo vi una vez una foto de Carlos Menem en su pueblo, es decir en Anillaco, en La Rioja, brindando en un cumpleaños con un vaso de leche. No sé si ya era presidente de la República Argentina.
-A Carlos Menem puede perdonársele todo, o casi todo, porque es un hombre muy simpático, muy bromista. Pero en realidad, y como mandan los cánones, no puede brindarse con leche, con whisky y menos con agua. Un día le contaré lo de aquel cura que pidió un vaso de leche en un bar -no precisamente lácteo- y le dieron gato por liebre.
-Usted ha dicho que hay una estética del trago.
-Y lo sostengo. La estética del trago consiste en descubrir la redondez del mundo a través del culo de un vaso. En una escena de Recuerda, una película de Alfred Hichtcock, que bebía vino, se ve a Gregory Peck, que bebía whisky bourbon, apurando de un sorbo un vaso que se llena de irónica leche en el cierre de la imagen y deja ver en el fondo un círculo que muy bien podría calificarse de cabalístico. La estética del trago se convierte en ese momento en la moral del trago.
-¡Qué cosas tiene usted!
-¡Sí, y se mandó un whisky…!
-¡No, hombre!
-Ah, como usted dice que los caballos toman cerveza en los bares y algunos perros hacen de barmen…
-No, la paloma, como iba a decir, entró en el bar así, no más, lo que me pareció raro.
-¿Por qué?
-Pues porque las palomas, cuando no están llevando mensajes…
-¡Ya no hay palomas mensajeras!
-Bien, entonces están en los antepechos de las ventanas, en las cornisas, en las plazas, en las calles. Alguna señora, o algún señor les echa miguitas de pan…
-Menos mal que reconoce usted que no es normal que las palomas entren en los bares.
-Mire, en los bares…
-¡Ah, si sabrá usted de bares…!
-Uno, modestamente…
-Sí, sí, modestamente; ¡si habrá pasado usted tiempo en esos establecimientos…! . En los bares de copas, claro; porque no se sabe que haya frecuentado usted bares lácteos.
-Es que en ellos no suele encontrarse gente muy interesante, aunque sí digna de todo respeto y consideración, y en los otros sí; además, no puede brindarse, con la leche no se brinda.
Pues yo vi una vez una foto de Carlos Menem en su pueblo, es decir en Anillaco, en La Rioja, brindando en un cumpleaños con un vaso de leche. No sé si ya era presidente de la República Argentina.
-A Carlos Menem puede perdonársele todo, o casi todo, porque es un hombre muy simpático, muy bromista. Pero en realidad, y como mandan los cánones, no puede brindarse con leche, con whisky y menos con agua. Un día le contaré lo de aquel cura que pidió un vaso de leche en un bar -no precisamente lácteo- y le dieron gato por liebre.
-Usted ha dicho que hay una estética del trago.
-Y lo sostengo. La estética del trago consiste en descubrir la redondez del mundo a través del culo de un vaso. En una escena de Recuerda, una película de Alfred Hichtcock, que bebía vino, se ve a Gregory Peck, que bebía whisky bourbon, apurando de un sorbo un vaso que se llena de irónica leche en el cierre de la imagen y deja ver en el fondo un círculo que muy bien podría calificarse de cabalístico. La estética del trago se convierte en ese momento en la moral del trago.
-¡Qué cosas tiene usted!
© José Luis Alvarez Fermosel
Notas relacionadas:
“Siempre beben cerveza”
(http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2009/02/siempre-beben-cerveza.html)
“Blues de bar”
(http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2008/03/blues-de-bar.html)
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