El cuadro que muestra a una bella y un poco enigmática muchacha, con turbante y una perla en una oreja, es uno de los más conocidos del pintor holandés Johannes Vermeer (1633-1675).
Llamada la Mona Lisa holandesa, tras ese rostro de boca sensual y mirada triste hay una joven envuelta en el misterio que caracteriza a todos los personajes femeninos del oscuro y callado Vermeer. Cada una de esas mujeres puede ser su esposa, su hermana, una pariente cercana o lejana y, la teoría que más nos gusta: una amante.
Tanto más mérito tiene la impecable factura de la obra cuanto que Vermeer no fue, en sentido estricto, un retratista.
De obra escasa –dejó sólo 36 cuadros- desplegó un técnica paciente y refinadísima y se distinguió por la minuciosidad con que plasmó en sus lienzos los detalles, incluso los más mínimos.
Mostró, quizás como ningún otro pintor, la vida secreta que alienta en las cosas pequeñas.
Extrajo de sus personajes una luz que hizo pasar por un fino tamiz y devolvió luego, con una mesura casi mística, a sus ojos, sus sonrisas a medias y sus gestos.
Se ha categorizado a Vermeer como pintor del alma y del silencio. Plasmó en sus telas personas y objetos de extrema sencillez, procedentes de la vida cotidiana. Los hizo tremendamente expresivos y les insufló una soterrada ternura que, sin duda, anidaba en su alma.
Llevó una vida sencilla, que no fue óbice para que cultivara el trato de personas importantes, como Antonie van Leeuwehock, el gran científico de Delft, inventor del miscroscopio. Delft era a mediados del siglo XVII la tercera ciudad de Holanda.
La Mona Lisa holandesa –una muchacha, una perla, un secreto…- se conserva en el museo Mauritshuis de La Haya.
La estadounidense Tracy Chevalier escribió una novela con el mismo título del cuadro de Vermeer. También fue autora del guión de una película que se filmó en el año 2003 bajo la dirección de Peter Webber, con Colin Firth como Vermeer y Scarlett Johansson como Griette, que encarna en la ficción a la joven de la perla, identificada como una muchacha de dieciséis años que entra al servicio del pintor como doméstica. El título de la película fue también “La joven de la perla”.
© José Luis Alvarez Fermosel
Llamada la Mona Lisa holandesa, tras ese rostro de boca sensual y mirada triste hay una joven envuelta en el misterio que caracteriza a todos los personajes femeninos del oscuro y callado Vermeer. Cada una de esas mujeres puede ser su esposa, su hermana, una pariente cercana o lejana y, la teoría que más nos gusta: una amante.
Tanto más mérito tiene la impecable factura de la obra cuanto que Vermeer no fue, en sentido estricto, un retratista.
De obra escasa –dejó sólo 36 cuadros- desplegó un técnica paciente y refinadísima y se distinguió por la minuciosidad con que plasmó en sus lienzos los detalles, incluso los más mínimos.
Mostró, quizás como ningún otro pintor, la vida secreta que alienta en las cosas pequeñas.
Extrajo de sus personajes una luz que hizo pasar por un fino tamiz y devolvió luego, con una mesura casi mística, a sus ojos, sus sonrisas a medias y sus gestos.
Se ha categorizado a Vermeer como pintor del alma y del silencio. Plasmó en sus telas personas y objetos de extrema sencillez, procedentes de la vida cotidiana. Los hizo tremendamente expresivos y les insufló una soterrada ternura que, sin duda, anidaba en su alma.
Llevó una vida sencilla, que no fue óbice para que cultivara el trato de personas importantes, como Antonie van Leeuwehock, el gran científico de Delft, inventor del miscroscopio. Delft era a mediados del siglo XVII la tercera ciudad de Holanda.
La Mona Lisa holandesa –una muchacha, una perla, un secreto…- se conserva en el museo Mauritshuis de La Haya.
La estadounidense Tracy Chevalier escribió una novela con el mismo título del cuadro de Vermeer. También fue autora del guión de una película que se filmó en el año 2003 bajo la dirección de Peter Webber, con Colin Firth como Vermeer y Scarlett Johansson como Griette, que encarna en la ficción a la joven de la perla, identificada como una muchacha de dieciséis años que entra al servicio del pintor como doméstica. El título de la película fue también “La joven de la perla”.
© José Luis Alvarez Fermosel
Nota relacionada:
Venden en US$ 30,6 millones un cuadro del artista holandés Vermeer.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=616671
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