martes, 16 de febrero de 2010

Señora: ¿Se le ha perdido a usted un niño?

Señora, aunque a usted no se le haya perdido un niño –afortunadamente-, debería leer este magistral artículo -basado en un hecho real- del gran escritor y periodista César González-Ruano (1903-1965).
González–Ruano recibió el premio “Mariano de Cavia” de 1931 por esta pequeña obra maestra titulada: “Señora: ¿Se le ha perdido a usted un niño?”.
El premio “Mariano de Cavia” es el máximo galardón al que puede aspirar en España un periodista que escriba artículos. Lo otorga todos los años el diario ABC de Madrid.
Paco Umbral y yo fuimos quienes más citamos a César. Paco se fue. Quedo yo, que lo sigo citando.

© J. L. A. F.

Señora: ¿Usted recuerda si se le ha extraviado su chico? Señora, piénselo bien, repase la casa. Hace cuatro días que el pequeño no bulle por los pasillos, no la echa al cuello sus bracitos, no coge rabietas a la hora de acostarse...
Señora, siempre tuvo usted muy mala memoria. Pasan de la docena los bolsos que ha perdido. Decidió ya no usar paraguas, porque se le perdían cuando los llevaba abiertos. ¡Pero el chico!
El niño tiene año y medio. Cuando se le aupaba hasta el reloj del comedor, movía su mano acompasadamente y con su vocecilla le hacía reír a usted, señora, diciendo: “Tan-tan, tan-tan”.
¿No se ha dado usted cuenta, señora, de que lleva cuatro días sin hacer a su niño las sopitas y las papillas, que lleva cuatro días sin meter la ropita de cuna, sin que cuando llega la media noche tenga que dejarle una mano para que vuelva a dormir tranquilo... ?
Señora: Su chico tiene los ojos negros, el pelo castaño. ¡Cuántas veces no ha dicho que las naricillas las sacaba a su abuela! Su color es sonrosado. La boca se frunce en un gesto mimoso, enfurruñado, encantador. Usted le había sacado a la calle, él iba de su mano, porque ya daba sus pasitos vacilantes y menudos. Le había sacado usted a la calle, señora, con la bufanda abrochada a su cuello, con su delantalito, con las sandalias que le había comprado recientemente... y le olvidó en una esquina.
Señora: Piénselo bien. Se quedó el niño solo, al anochecido, cuando iba a salir la luna grande del miedo, viendo con sus ojitos negros y atónitos cruzar los automóviles, sangrar en el asfalto mojado los anuncios luminosos... Se había quedado allí solo el pobrecito de Dios, con la mano vacía de su mano, con los ojos vacíos de sus ojos, con los oídos vacíos de su voz de usted... De su voz, señora, que le dormía cantando las dulces nanas cargadas de melancolía... ¿No le cantaba usted señora, aquella nana del rey David? El niño oiría las palabras de la cancioncilla, que, no entendiéndolas, le daban su verdadero valor emocional, cerrándole poco a poco los párpados...
"Estándose bañando/ la hermosa Judith,/ por una ventanita/ la vio el rey David...".
Señora: Un hijo no se tiene como un milagro. Nace de un pacto que pudo ser de amor, con vida en la vida de la madre va formándose, con dolor se pare y del pecho de la madre comienza a vivir, reclinando su cabeza sobre la tibia carne, siendo en el pecho una medallita de ternura.
Señora: No se puede olvidar en la calle un niño como quien olvida un bolso o un paraguas.
El Gobierno Civil ha facilitado una nota a la Prensa anunciando el encuentro de un niño, como de dieciocho meses. Hace cuatro días y nadie ha reclamado al niño. ¿En esos cuatro días, el niño no ha reclamado nada en ninguna conciencia? Producen tristeza noticias así. Es feroz y es doloroso. Su manita tierna y blanca, la que llevaba el ritmo del reloj cuando hasta el reloj le aupaba, parece salir de Madrid y arañar el cielo. ¡Pequeña mano blanca! Enorme mano, más grande ya que toda la ciudad, donde el niño perdido estaba solo bajo la luna del miedo, que le daba a beber leche de plata, leche de sueño... ¡Pequeña mano blanca!
© César González-Ruano

N. del E.: Este artículo fue publicado originariamente en el diario Informaciones el 23 de noviembre de 1931 y reproducido por el ABC el 12 de abril de 1932. La ilustración corresponde a un retrato del escritor pintado por Vázquez Díaz, de gran nombradía en esa época.

4 comentarios:

Mariano Estrada dijo...

En efecto, el que más citaba a Ruano era Umbral, lo que no sabía era que el siguiente eras tú... Siempre se aprende algo nuevo. Excelente artículo. Ruano fue un gran periodista. Y un gran escritor.
He puesto un enlace de El caballero Español en mi Blog de Paisajes Literarios, espero que no te moleste (http://paisajes.blogcindario.com/)
Un abrazo

Caballero Español dijo...

Mariano: me alegro de esta, llamémosla coincidencia o articulación. Ruano fue un genio, ciertamente. Y fíjate que escribía con el lenguaje de la calle, sin retorcimientos ni oscuridad alguna. Encantado de que me pongas en tu blog, que voy a visitar muy en breve. Un abrazo.

Laura dijo...

¡Que manera de expresarse! ¡con qué lenguaje tan simple, tan sencillo y tan directo! gracias a todo lo que escribiste de este escritor y periodista, he buscado mucho en Internet. Estoy tratando de conseguir algún libro pero hasta ahora en vano en BA. Ahora este artículo me ha fascinado. ¡Me lo imprimí! Tenés razón cuando decís que se puede escribir para que entienan todos y ser geniales. Bravo, José Luis, te sigo siempre aunque no te escriba. Es más: estoy suscripta a tu blog y extraño cuando pasa un día y no escribiste nada. Tu blog me encanta. Este artículo es otro más de los tantos hallazgos a los que nos acostumbraste. Muchos cariños y felicitaciones. Laura (San Miguel)

Caballero Español dijo...

Laura: muchas gracias por tu simpático y afectuoso mensaje. Gracias también por suscribirte a mi blog. Con tu estímulo y el de otros lectores, seguiré en la brecha. Muchos cariños.