viernes, 8 de julio de 2011

La realidad circundante

El psicoterapeuta costumbrista Sempronio Peribáñez advierte que el poder polítco implica para quien lo ejerce el grave riesgo de convertirse en psicópata, como se denomina al individuo que deforma la realidad a su antojo. (Alberto Firpo, La Nación)

La gente; unos más, otros menos…; todos tenemos una marcada propensión a no ver la realidad circundante, que casi siempre no es la que quisiéramos que fuera.
- ¿Te acuerdas de aquel amigo tuyo policía que estaba interrogando a la testigo de un robo, y ella le dijo que el ladrón era un gigante rubio, como de sesenta año, con un revólver Colt del 45?
- ¿Cómo no me voy a acordar? El ladrón era… ¡una mulata de 14 años armada con una pistola de agua!
- Fue en Nueva York, ¿no?
- Sí. Y en Nueva York, también, ocurrió lo de los psicólogos.
- ¿Qué fue lo de los psicólogos?
- Ah, ¿no lo sabes? Te va a encantar.
- ¿Pero es una historia real?
- Ya lo creo. Te la cuento en dos palabras. Se reunió a una docena de psicólogos en un salón de Manhattan. Sin haberlos prevenido se llevó a cabo la siguiente pantomima: un hombre llegó corriendo al recinto por el pasillo central y otro ingresó por una puerta adyacente. El segundo hombre le disparó al primero con una pistola –naturalmente, cargada con cartuchos de fogueo- y un tercer hombre que apareció por otra puerta golpeó al segundo y lo desarmó. Los tres salieron por distintos lugares. Se armó un pandemonium fenomenal. Uno de los psicólogos, el único que sabía de lo que se trataba, se levantó y calmó a sus compañeros; les explicó que todo había sido preparado y les pidió a continuación que escribieran un informe contando lo que habían visto, lo más detalladamente posible.
- ¿Y bien?
- Ningún informe se aproximó, siquiera, a la realidad. No hubo dos iguales. En uno, incluso, se afirmaba que el tercer hombre había disparado sobre el primero.
- ¡Qué increíble!
- Es que cuando se produce un acontecimiento que se sale de lo corriente, y por si esto fuera poco reviste características de violencia, la capacidad de observación se distorsiona, por efectos del desconcierto y el miedo y no tiene nada de particular que se reaccione de cualquier manera.
- ¡Pero psicólogos, acostumbrados a escuchar, a observar, profesionales reposados, serenos…!
- Que en su vida han visto una pistola, ni gente atacada a tiros, a no ser que hayan tropezado alguna vez con un asalto a mano armada a la salida de su consultorio.
- Por eso yo creo que desde los primeros cursos de la enseñanza secundaria debería acostumbrarse a los alumnos a ver las cosas como son, a aceptar la realidad, que es algo que no se puede cambiar; y en otro orden, a controlar la aprensión, el desconcierto, el pánico y sentimientos parecidos que pueden provocar desbarajustes y situaciones caóticas, cuando no plantear problemas de salud, si brotan como reacción ingobernable ante lo desconocido, lo insólito, lo violento, lo amenazador…

© José Luis Alvarez Fermosel

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