Confortados con unos “épigrammes à la Michelet”, volvemos a los epigramas literarios, entreverados de expresiones y dichos del lenguaje popular español.
Uno de S. J. Polo, con reminiscencias de lecturas de clásicos:
A una vieja que ignoraba
quince lustros que tenía,
y un mondadientes llevaba
(aunque sin ellos estaba),
un galán le dijo un día:
-deja los impertinentes
modos de engañar a las gentes.
A veces el epigrama era demasiado punzante:
Casóse anoche Carrillo;
de novio pasó a novillo.
(G. Geminard)
Ramón Taboada escribió:
A su amigote Simón
Preguntábale Guillén:
-¿Qué tal tu mujer?
-Muy bien,
siempre a tu disposición.
J. M. Villergas se sacó de la manga esta cuarteta:
A la luz de un entierro que pasa,
un centinela inexperto dio el alto
gritando: “¿Quién vive?”.
Y le contestaron: “¡Un muerto!”
La política:
Aceptando una cartera
el político don Luis
jura que hace un sacrificio.
Y es verdad…, el del país.
(Ventura Ruiz Aguilera)
Baltasar del Alcázar, gran escritor festivo español -sevillano, por más señas-, anticipó la poesía satírica de Quevedo, Ruiz de Alarcón y Góngora, que fue tan corriente en el siglo XVII. He aquí un fragmento de su famoso poema “Cena jocosa”:
Si es o no invención moderna,
vive Dios que no lo sé,
pero delicada fue
la invención de la taberna.
Porque allí llego sediento,
pido vino de lo nuevo,
midénlo, dánmelo, bébolo,
págolo y voyme contento.
El bueno de Baltasar, que era aficionado a la buena mesa, reveló con que acompañaba su comida:
Con dos tragos del que suelo
llamar yo néctar divino,
y a quien otros llaman vino
porque nos vino del cielo.
Un epigrama tabernario –por llamarlo de alguna manera- y anónimo:
Pide, bebe, calla, paga, vete…
Otro que se le atribuye nada menos que al rey Alfonso X el Sabio:
Leed viejos libros,
bebed viejos vinos,
quemad viejos leños,
tened viejos amigos.
Cuando en España se hace algo de prisa y corriendo se dice que se hace a matacaballos, después de caerse del guindo, o de la higuera, es decir, de estar en la luna. Son habas contadas es una expresión equivalente a son cuatro y el cabo para decir que –los que sean- son pocos. Saber más que el lápiz es saber mucho y estar hasta las manos, o hasta el gorro es, por ejemplo, estar tapado de trabajo.
Tienes un morro que te lo pisas equivale a decirle a uno que tiene la cara muy dura. Ese tío va “salao” quiere decir que va borracho y me trae al pairo, me importa un bledo.
Si vamos a hacer algo heterodoxo, o a meternos con alguien, recordemos que donde las dan las toman y callar es bueno.
Uno de S. J. Polo, con reminiscencias de lecturas de clásicos:
A una vieja que ignoraba
quince lustros que tenía,
y un mondadientes llevaba
(aunque sin ellos estaba),
un galán le dijo un día:
-deja los impertinentes
modos de engañar a las gentes.
A veces el epigrama era demasiado punzante:
Casóse anoche Carrillo;
de novio pasó a novillo.
(G. Geminard)
Ramón Taboada escribió:
A su amigote Simón
Preguntábale Guillén:
-¿Qué tal tu mujer?
-Muy bien,
siempre a tu disposición.
J. M. Villergas se sacó de la manga esta cuarteta:
A la luz de un entierro que pasa,
un centinela inexperto dio el alto
gritando: “¿Quién vive?”.
Y le contestaron: “¡Un muerto!”
La política:
Aceptando una cartera
el político don Luis
jura que hace un sacrificio.
Y es verdad…, el del país.
(Ventura Ruiz Aguilera)
Baltasar del Alcázar, gran escritor festivo español -sevillano, por más señas-, anticipó la poesía satírica de Quevedo, Ruiz de Alarcón y Góngora, que fue tan corriente en el siglo XVII. He aquí un fragmento de su famoso poema “Cena jocosa”:
Si es o no invención moderna,
vive Dios que no lo sé,
pero delicada fue
la invención de la taberna.
Porque allí llego sediento,
pido vino de lo nuevo,
midénlo, dánmelo, bébolo,
págolo y voyme contento.
El bueno de Baltasar, que era aficionado a la buena mesa, reveló con que acompañaba su comida:
Con dos tragos del que suelo
llamar yo néctar divino,
y a quien otros llaman vino
porque nos vino del cielo.
Un epigrama tabernario –por llamarlo de alguna manera- y anónimo:
Pide, bebe, calla, paga, vete…
Otro que se le atribuye nada menos que al rey Alfonso X el Sabio:
Leed viejos libros,
bebed viejos vinos,
quemad viejos leños,
tened viejos amigos.
Cuando en España se hace algo de prisa y corriendo se dice que se hace a matacaballos, después de caerse del guindo, o de la higuera, es decir, de estar en la luna. Son habas contadas es una expresión equivalente a son cuatro y el cabo para decir que –los que sean- son pocos. Saber más que el lápiz es saber mucho y estar hasta las manos, o hasta el gorro es, por ejemplo, estar tapado de trabajo.
Tienes un morro que te lo pisas equivale a decirle a uno que tiene la cara muy dura. Ese tío va “salao” quiere decir que va borracho y me trae al pairo, me importa un bledo.
Si vamos a hacer algo heterodoxo, o a meternos con alguien, recordemos que donde las dan las toman y callar es bueno.
© José Luis Alvarez Fermosel
Notas relacionadas:
“Epigramas asados”
(http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2009/04/epigramas-asados.html)
“Epigramas”
(http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2009/04/epigramas.html)
“Epigramas asados”
(http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2009/04/epigramas-asados.html)
“Epigramas”
(http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2009/04/epigramas.html)
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