lunes, 2 de noviembre de 2009

Entrega en el café Drechsler (y III)

El hombre de gris se levantó con engañosa lentitud, sin apoyar las manos en la mesa y se dirigió al baño, deteniéndose apenas un instante en la mesa del supuesto scholar. Hizo un gesto de simpatía y, sobre la marcha:
- ¿Vermú con ginebra? –preguntó en perfecto alemán, con un ligero acento británico y un hilo de voz.
- Prefiero el screwdriver (4) –respondió su interlocutor en el mismo idioma y el mismo tono de voz casi inaudible.
Intercambiado el santo y seña, el hombre alto continuó su camino. El otro le siguió después de un par de minutos. Casi inmediatamente salió el hombre de gris, que volvió a su mesa, pagó, dejó una propina modesta y se dirigió a la salida.
Llevaba en la mano izquierda, cerrada y metida en un bolsillo de su elegante pantalón, el informe microprocesado que le había entregado el agente rubio en el baño. No estaba camuflado entre las hojas del diario Die Presse que se llevó el árabe, enterado de la entrega pero no del procedimiento. Los espías ya no se intercambian periódicos con papeles con información clasificada. El factor Abdul (5).
El hombre de porte marcial salió a la calle y se fue derecho a un automóvil negro de vidrios polarizados, estacionado frente al bar sushi. Un hombre rubianco y macizo, de grueso cuello, estaba al volante. Apenas entró su pasajero encendió el motor y partió a velocidad moderada.
El joven rubio se quedó en el café durante unos minutos, con la mirada perdida. Al cabo, dejó unos euros sobre la mesa e hizo un gesto a un camarero cercano para indicarle que no se iba sin pagar. Mientras ganaba la salida iba mascullando entre dientes una sentencia de Schiller: Mit der Dummheit kampfen Götter selbst vergebens, es decir, “Los dioses luchan en vano contra la estupidez”.
En la calle, tras caminar unos pasos, se perdió en el bullicio del barrio Freihausviested, abarrotado de galerías comerciales y sitios interesantes para los aficionados a la arquitectura. En pocos lugares de Viena hay tantos edificios modernistas. Los sábados se habilita el mercado de pulgas Flohmarkt, ideal para adquirir antigüedades y prendas y objetos de segunda mano.
Las nubes se habían llevado por fin a empujones a la tarde vacilante. Soplaba un vientecillo que hizo rodar por una acera una página desgarrada del Die Presse.

(4) Destornillador en español. Cóctel a base de vodka y jugo de naranja.
(5) Referencia, en la jerga de todos los servicios de inteligencia del mundo, a la propensión de los agentes árabes a meter la pata.


© José Luis Alvarez Fermosel

Nota relacionada:

“Entrega en el café Drechsler (II)
(
http://elcaballeroespanol.blogspot.com/2009/11/entrega-en-el-cafe-drechsler-ii.html)

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