martes, 12 de enero de 2010

"Quis custodiet ipsos custodes?"

En la carátula de la caja que contiene la película “88 minutos”, con Al Pacino -altamente recomendable-, se lee en una reseña muy mal redactada “forence” por “forense” y “amenasado” por amenazado (foto). Me refiero a las películas que se alquilan en los videoclubes para ser vistas por televisión.
En un lujoso catálogo que reproduce cuadros expuestos en una galería de arte de una elegante barriada de Buenos Aires se lee en una página, al pie de la fotografía de un cuadro que representa a un bañista lanzándose en picado al mar: “sambullida”.
Un viceministro se refirió hace unas semanas por televisión a “cuatro cadáveres muertos…”.
Se dice “lo conocí por primera vez” por lo conocí, o lo vi por primera vez, “doloramiento” por dolorimiento, “sabrosar” por saborizar, o dar sabor, “enfrentar un reto” por afrontar un reto, “ausencia de alimentos” por escasez de alimentos, “disgresión” por digresión…
Lo malo es que todo eso lo dice, y lo que es peor, lo pone de moda gente que sabe, que la va de innovadora, de moderna, de “cool”. (¡Hay que ver lo bien que se habla en los pueblos!)
Algunos enseñan en colegios, institutos, otros centros docentes, escriben, sostienen que son vigilantes del idioma.
Recurrimos de nuevo a la frase de Juvenal: “Quis custodiet ipsos custodes?” (¿Quién vigila a los vigilantes?)


© José Luis Alvarez Fermosel

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