domingo, 17 de enero de 2010

No son infalibles

Las editoriales disponen de escritores magníficos, que no han podido llegar a más o no los han dejado, como los “ghost writers” o “negros” que escriben para otros.
Los escritores de las editoriales redactan unos textos estupendos en las contraportadas o las solapas de los libros, reseñando la obra del autor, o hablando de él. Jamás la pifian, son infalibles.
Son falibles, por el contrario, los lectores que también tienen las editoriales, quienes leen los manuscritos de los autores, a los que pueden elevar a la categoría de “best sellers” o mandar sencillamente al diantre.
Suben el pulgar o lo bajan, como hacían los emperadores romanos en los circos. Y sellan la suerte del escritor. Arriba o abajo: el éxito, la popularidad, el dinero o la ingurgitación del original con patatas por parte del autor.
Hay muchos ejemplos acerca del desempeño del lector experto en calidad, originalidad, extensión, mercadotecnia y otros asuntos –incluída la literatura, naturalmente- a la hora de subir o bajar el pulgar.
Vaya uno solo como botón de muestra, por ahora.
“Pasos” (1968) fue quizás la mejor novela de Jerzy Kosinski (1933 -1991), el escritor estadounidense de origen polaco autor de “Being there” (Desde el jardín), llevada al cine y magistralmente protagonizada por Peter Sellers. La novela ganó el National Book Award 1969 y se vendió como rosquillas.
Pues bien, Chuck Ross (un escritor de Los Angeles) quiso hacer un experimento y envió 21 páginas del libro, firmadas con el seudónimo Erik Demos, a cuatro importantes editores.
El libro fue devuelto por todos… ¡incluso por Random House, que había publicado la novela de Kosinski!
Ross repitió la experiencia en 1981, pero en esta oportunidad mandó la novela entera. También fue rechazada.

© José Luis Alvarez Fermosel

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