sábado, 15 de agosto de 2009

Campesinos jugando a las cartas

Una obra del pintor belga Adriaen Brouwer, característica de la escuela flamenca, que no deja de mostrar levemente ciertos matices impresionistas.
A Brouwer se le considera, precisamente, como un adelantado, un precursor del impresionismo, debido a la carencia de detalles, para que el ojo se fije en el tema principal de la obra. En todas ellas predomina la pincelada fuerte y desenvuelta.
Brouwer vivió intensamente. Frecuentador habitual de los bajos fondos, llevó a muchos de sus asíduos a sus cuadros, a veces de colores violentos, no ya muy definidos.
Podría decirse que prefirió siempre simplificar la forma, haciendo que predominara el color.
Murió muy joven, incluso para la época: apenas pasados los 30 años. Había nacido en Oudenaarde, Bélgica, en 1605; vivió algún tiempo en Holanda.
Copió y, lo que es peor, falsificó cuadros. El propio Rubens, que le admiraba mucho, se pronunció en su contra y Brouwer fue encarcelado.
En prisión conoció a un panadero, Joost Craesbeeck, que fue su único discípulo.
Los personajes de sus obras guardan consonancia con el ambiente en que vivieron: aventureros, jugadores de ventaja, borrachos, truhanes, camorreros… A todos trató con piedad y hasta con cariño.
Riña de campesinos, El fumador –su cuadro más famoso, que se conserva en el museo del Louvre de París-, Interior del mesón, Campesinos jugando a las cartas –el que hemos escogido como ilustración-.
Influenciado por Frans Hals (1), de la representación de la naturaleza que hizo Brouwer emana una independencia brutal.
Ningún pintor, o muy pocos captaron como él con tanta justeza, con tal aluvión de color esa hora imprecisa del crepúsculo vespertino.
Su cuadro Paisaje del atardecer refleja impecablemente “cette heure exquise qui nous grise…”.

(1) Pintor neerlandés de la escuela barroca flamenca. Excelente retratista.



© José Luis Alvarez Fermosel

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