No hay nada como tener capacidad de síntesis para decirlo todo en pocas líneas, o en pocos trazos.
O no decir nada, que también tiene lo suyo.
El dibujante a quien se debe el rostro de arriba se las ha arreglado, con un dibujo que hizo probablemente en cinco minutos, probablemente después de muchos años de práctica, para retratar la duda, la contención, la timidez, el quiero pero no me atrevo, el yo no sé si debo y hay qué ver las cosas que pasan hoy en día.
Dos círculos, un ángulo, varias líneas curvas…, ¡y ya está! Ya está todo dicho. O todo pensado. Y quizás todo visto, también. Demos vuelta a la página.
No hay necesidad de más líneas, más trazos, colores, perspectiva, personajes de soporte, muebles, árboles, niños, flores, perros, nieve…
Todo está ahí, en la mirada, en la expresión, en la magia de unas líneas, en el pequeño milagro breve de un artista que sublima la capacidad de síntesis.
© José Luis Alvarez Fermosel
O no decir nada, que también tiene lo suyo.
El dibujante a quien se debe el rostro de arriba se las ha arreglado, con un dibujo que hizo probablemente en cinco minutos, probablemente después de muchos años de práctica, para retratar la duda, la contención, la timidez, el quiero pero no me atrevo, el yo no sé si debo y hay qué ver las cosas que pasan hoy en día.
Dos círculos, un ángulo, varias líneas curvas…, ¡y ya está! Ya está todo dicho. O todo pensado. Y quizás todo visto, también. Demos vuelta a la página.
No hay necesidad de más líneas, más trazos, colores, perspectiva, personajes de soporte, muebles, árboles, niños, flores, perros, nieve…
Todo está ahí, en la mirada, en la expresión, en la magia de unas líneas, en el pequeño milagro breve de un artista que sublima la capacidad de síntesis.
© José Luis Alvarez Fermosel
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