domingo, 30 de agosto de 2009

Cerveza, nomás

“¡Cerveza, nomás, señor capitán…!”. La frase pertenece a una estrofa de una canción que escuché una vez en México. Se supone que un soldado exhortaba a su capitán a que bebiera cerveza y se dejara de jorobar.
La recomendación no parece mala, visto y considerando que ahora la prescriben los especialistas en nutrición y dietas, que nos traen por la calle de la amargura porque se contradicen constantemente, y unas veces nos dicen que tal o cual cosa es buena para la salud, y al cabo de algún tiempo dan marcha atrás y nos dicen todo lo contrario.
La cerveza, entonces, que ahora es algo así como una panacea, debe tomarse. La rubia, con bastante presión, fría y con la espuma justa, ni poca ni mucha.
La cerveza negra, la Guinness, por ejemplo, hay que tomarla a la temperatura ambiente. La cerveza Guinness es tan distintiva de Irlanda como el trébol de cuatro hojas o el verde de sus prados: el color nacional.
Hace ya bastante tiempo que la cerveza negra, los pubs y, en general, todo lo celta –incluída la música de gaitas- se puso de moda en Buenos Aires.
Alemania es, como si dijeramos, el emporio de la cerveza. La de Dortmund es, junto con la de Munich, la más conocida. Seis grandes cervecerías de la comarca producen una cerveza intensamente aromatizada con lúpulo, y por tanto de sabor amargo; es más dorada que amarillenta.
Además de la dormunder bier existe la tipo dortmund, que no sólo se produce en Westfalia, sino también en Renania.
Ah, ya que estamos, el black velvet (terciopelo negro): un octavo de litro de cerveza negra y una copa de champán muy frío.
No tendría nada de particular que, después de todo, la cerveza fuera saludable, ya que tiene propiedades anti inflamatorias, según un reciente estudio de la facultad de Medicina de la Universidad de Insbruck (Austria), publicado en la revista Inmunopharmacology.
Las características de los tres tipos de cerveza analizadas (cerveza sin alcohol, light y de trigo) serían tan beneficiosas para la salud como el té (verde y negro) y el vino tinto.
Según los expertos, la cerveza ayuda a curar las enfermedades del corazón, aumenta el llamado colesterol bueno y acelera la circulación de la sangre.
Ahora se está bebiendo mucha cerveza en Argentina, lo cual no tiene nada de particular porque el vino es cada día peor… ¡y más caro!, de acuerdo con la extraña lógica local.
La periodista del matutino La Nación de Buenos Aires, Laura Reina, explica detalladamente esta tendencia en una nota muy interesante.
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© José Luis Alvarez Fermosel

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lanacion.com Información general S?do 29 de agosto de 2009


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