domingo, 10 de mayo de 2009

Grandes bañistas

Paul Cézanne (1839/1906), perteneciente a la rica burguesía provenzal, trabajó en la banca en época temprana de su vida. Por fortuna para la pintura mundial cambió pronto los estadillos por los pinceles.
En 1861 se fue a París de su Aix-en-Provence natal y se relacionó más dialéctica que profesionalmente con los impresionistas, de los que se alejó porque no concebía la pintura como una impresión de luz y color, sino como una construcción mental de cuerpos geométricos.
Con el tiempo se afirmaría en la síntesis y pronto alcanzaría un equilibrio perfecto entre el volumen y el color.
Quizás Cézanne, indudable precursor del arte del siglo XX, contribuyera al nacimiento del cubismo al reconstruir los objetos según las líneas de los cuerpos geométricos.
Para muchos su obra maestra es “Grandes bañistas”, que se conserva en la National Gallery de Londres.
El color azul de ese cuadro, un azul quintaesenciado, podría decirse, recuerda su paso por el impresionismo. Cézanne reafirma con esta obra su papel trascendental en la historia de la pintura moderna, anticipando la reducción de volúmenes del cubismo y la insistencia en los contornos del dibujo expresionista.
Un objetivo fundamental de Cézanne era
“rehacer a Poussin en la naturaleza”.
Nicolas Poussin (1594/1665), que representó lo mejor del clasicismo del siglo XVIII, recuperó los modelos antiguos y los motivos renacentistas italianos. Dominó magistralmente el trazado de la figura.



© José Luis Alvarez Fermosel

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